Ayer se reunieron en el Teatro Blanquita tres bandas emblemáticas en el rock mexicano: Kerigma, Rostros Ocultos y Los amantes de Lola. Fue un concierto en el que encontraron nuevos fans.

“Yo creo que el último concierto que dimos fue como en el 2006, fue uno grande que hicimos en Huatulco”, contó el baterista de Kerigma, Arturo Ramírez, antes de subir al escenario.

Pese a que ya no viven en giras y en conciertos, la agrupación no se ha separado del todo. Pero sus integrantes se han dedicado a otras cosas, como él, que también es arquitecto. “Cuando llevas mucho tiempo en algo te da por hacer cosas diferentes”, explicó.

Para la agrupación nacida en el 81 gracias a un concurso de rock en El Chopo, este reencuentro significó también recordar historias como la vez en la que les balearon un vehículo en el que viajaban o cuando perdieron varios aviones. En el plano personal, para Arturo es mostrar a sus hijos pequeños una faceta que no conocen. “Yo tengo un hijo de cuatro y otro de seis años, nunca me habían visto en un concierto grandes”. Ayer fue ese día.

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