Una maleta de viajes, cigarros, café, libros y una computadora portátil, la misma que Ignacio Padilla (1968 -2016) utilizaba para escribir, se ve en lo alto de la ofrenda de muertos que se levantó en Centro Cívico para rendir homenaje al escritor.

Constanza y Estaban, hijos de Nacho Padilla, el recordado físico cuéntico, asistieron a la presentación de la ofrenda. Ellos eran parte fundamental de la vida del escritor, lo mismo que sus libros, sus cuentos.

“Era una persona compleja y muy especial en muchos sentidos. Tenía varios vicios, algunos vicios como la Coca Cola, el café, los cigarros, pero yo creo que sus vicios más importantes eran, número uno, sus hijos y sus libros, escribió libros de todo tipo, pero yo creo que los más queridos para él eran sus cuentos y los cuentos que hizo pensando en sus propias aventuras y en las cosas que iba viviendo con la gente cercana a él, que finalmente eran siempre su inspiración”, dijo Liliana Cerdio Gudiño, familiar del escritor.

En el altar destaca su maleta que lo acompañó en tantos viajes. “Desde muy pequeño el mundo le quedó chico, desde que se fue a estudiar la preparatoria fuera del país ya no paró, hizo interminables viajes con poco dinero, mucha creatividad y muchas ganas de comerse el mundo a mordidas, eso también fue un gran semillero para todo lo que escribió el resto de su vida, y nunca dejo de viajar, hasta el último minuto siempre estaba con la maleta muy cerca de él”.

Su computadora no podía faltar. Aunque prefería escribir en papel, en su ordenador dio el punto final a sus grandes historias. Al frente del altar está un cajón para bolear zapatos, un regalo que le hicieron sus hijos al escritor.

El presidente municipal Marcos Aguilar Vega asistió a la presentación del altar. Y Beatriz Marmolejo, titular de la Secretaría de Desarrollo Humano y Social en el Municipio, recordó que está vigente el Concurso de Cuento  “Ignacio Padilla”, que sirve para rendir homenaje a Padilla e impulsar la escritura.

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