El centroderechista Sebastián Piñera se ubicaba al frente de la segunda vuelta de los comicios presidenciales de Chile, y de confirmarse los resultados volvería por segunda ocasión al poder. 

El expresidente Piñera tenía el 54.57% de los votos, frente al 45.43% de su rival, el izquierdista Alejandro Guillier, según el conteo del 96.31% de las mesas electorales.

En el comando de Piñera, que gobernó Chile entre 2010-2014, el ánimo era de mucho júbilo y por algunas ventanas se ven ondear algunas banderas.

La alcaldesa de la elegante comuna de Providencia, Evelyn Matthei, dijo que “ya podemos decir y celebrar que ganamos”.

Si se consolida el triunfo del multimillonario empresario, Chile girará de nuevo hacia la derecha. 
 Según los datos preliminares del Registro Electoral, SERVEL, en esta segunda vuelta votaron menos del 46% que lo hizo en la vuelta de noviembre.

Esta es la primera elección presidencial en que participan los chilenos que viven en el extranjero, donde se impuso Guillier con un 71,13% frente al 28,87% de Piñera. Los cerca de 40 mil votantes chilenos en 62 países representan sólo un 0,18% del conteo nacional.

Piñera no es partidario de la educación gratuita y dijo que de ganar otorgará gratuidad al 90% de los jóvenes más pobres. Guillier anunció que seguirá avanzando con la reforma de Bachelet en educación.

Las encuestas electorales están prohibidas en el país en las semanas previas a los comicios, pero los analistas dicen que la carrera electoral parece estar abierta.

Chile se resintió por la bajada del precio y de la demanda internacional del cobre, pilar de su economía. La desaceleración económica y el descontento de los chilenos hacia Bachelet ayudaron inicialmente a Piñera, que terminó su mandato (2010-2014) con un índice de aprobación bajo.

Piñera propone rebajar los impuestos a los empresarios para reactivar el crecimiento, concretar la inversión de unos 40.000 millones de dólares de proyectos que están paralizados.

El voto en Chile es voluntario y en noviembre sufragó el 46%.

Guillier promete dar continuidad al plan de Bachelet de subir los impuestos a las corporaciones para financiar en parte la reforma educativa, establecer una asamblea constitucional y mejorar el sistema de pensiones y el sanitario. También quiere profundizar la diversificación de nuevas fuentes de energía alternativas para reducir los costos de inversión.

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