Igual que la adicción a cualquier sustancia, la ludopatía (adicción al juego) deriva de un problema sicológico y social, pues las personas que lo padecen ponen “sobre todas las cosas” la práctica del juego, de manera que desatienden otros sectores de la vida como la familia, el empleo y a sí mismos.

En la Institución de Asistencia Privada (IAP) Psyque Querétaro, son prácticamente nulos los casos de ludopatía que les ha tocado atender en el sus instalaciones, sin embargo, la adicción al juego se reconoce como una problemática que, aunado al desarrollo de la tecnología, se ha ido agravando.

Una de sus integrantes, Adriana Larios, explica que el origen de la adicción al juego es igual que el alcoholismo o la drogadicción, en donde el paciente sustituye las “incomodidades” de la realidad por prácticas que le generan placer.

Se trata de un trastorno de personalidad en donde es difícil “controlar los impulsos, en este caso por los juegos de azar” con o sin dinero de por medio. Cuando se llega al punto de la adicción, se debe tratar como una enfermedad crónica.

En México opera el grupo Jugadores Anónimos que utiliza el métodos de 12 pasos, similare al que se imparte en Alcohólicos Anónimos, en donde se congregan personas que, al aceptar su problema, buscan apoyo moral y espiritual para dejar la práctica atrás.

Ayuda y liberación. En Querétaro, el grupo de Jugadores Anónimos tiene encuentros los lunes y miércoles de siete a nueve de la noche, y el viernes de seis a ocho de la noche. Ellos se encuentran en Fray Juan de San Miguel número 27 en la colonia Cimatario.

Los especialistas exponen que un ludópata se puede identificar con base en los siguientes factores: su pensamiento gira en torno al juego, experiencias pasadas o incluso que sean producto de fantasías.

Rebasa la “tolerancia”, es decir, requiere de emociones cada vez más fuertes, en el caso de apuestas éstas deben ser mayores para generar más excitación; presenta el síndrome del abstemio, cuando no juega es una persona inquieta o irritable; la razón del juego es la evasión de la realidad; piensa en revanchas “milagrosas”, quiere recuperar las pérdidas con más juego.

En otros casos, el adicto miente para poder jugar, no puede controlar el impulso de ir a los casinos o lugares a apostar; provoca el deterioro de sus relaciones: de pareja, de amistad y el propio empleo y en casos desesperados, pide dinero prestado o llega al extremo de robar para seguir en el círculo.

Para la psicóloga el paso más importante para atender alguna adicción es la aceptación, que la persona reconozca que tiene una enfermedad y que requiere de apoyo de especialistas para llevar un tratamiento.

Presencia en la red. Sin embargo, en Querétaro no hay tratamientos especializados para atender clínicamente la enfermedad; en México, sólo se identificaron (y porque tienen presencia en la web y redes sociales) dos clínicas que tienen tratamientos para el ludópata.

La clínica Nuevo Ser, en Tijuana, Baja California, y Clínica Brisas, en Morelos, ofrecen intervenciones similares a los de Oceánica, que requieren que el paciente se interne al menos tres meses para recibir tratamiento exhaustivo.

El tratamiento requiere de cuatro etapas: adaptación con vigilancia durante 48 horas, alimentación especializada para controlar la crisis emocional, y prescripción médica en caso de requerirla; una segunda etapa es la integración a psicoterapias, grupales e individuales, y rehabilitación física.

La tercera es el proceso familiar, con terapia conjunta, las primeras tres semanas no hay contacto familiar, después viene la confrontación; en la cuarta viene la reinserción paulatina. Los costos comienzan desde los 20 mil pesos.

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