Un fuerte olor a dulce distingue el domicilio en que Penelope y Adriana cocinan caramelos. Al interior, las dos mujeres compiten contra las manecillas del reloj para poder manipular con facilidad una solución transparente hervida a 300 grados Fahrenheit y posteriormente vertida en una mesa, antes de que la misma empiece a enfriarse hasta quedar totalmente dura.

En cuestión de segundos dividen la mezcla de agua y azúcar en tres partes, que a su vez tiñen de colores azul, rojo y blanco. El olor a tamarindo —el favorito de Penelope— es totalmente perceptible a la nariz, y ellas proceden a amasar por separado cada una de las partes para obtener un color uniforme.

La masa se asimila a una plastilina; se extiende y se corta con una espátula, con la intención de crear una forma específica. Dos mesas de metal caliente sirven de apoyo a las artesanas y les permiten un mayor margen de maniobra.

Adriana coloca la placa azul y sobre ella la de color blanco, para terminar con la roja. Posteriormente las enrolla y forma una especie de popote con las tres.

Lo deja enfriar y minutos más tarde lo corta en pequeños pedazos. Los caramelos, azules por fuera, tienen un relleno blanco y al centro la forma de un corazón rojo.

“La masa se extiende y se va acomodando dependiendo del diseño que nos pidan; se hace un rollo y la mesa en donde se empieza a manejar el diseño tiene que estar un poco caliente porque si se enfría, el caramelo se hace duro. Conforme más complejo sea el diseño aumenta la cantidad de masa que se utiliza”, explica Penelope.

Tanto Penelope como Adriana forman parte de Ñuxi, una microempresa queretana dedicada a elaborar caramelos de forma artesanal, utilizando técnicas antiguas e ingredientes 100% naturales para crear novedosas obras que responden a las necesidades de sus distintos clientes.

“¿Tienes una idea? ¡La hacemos caramelo!”

Hace alrededor de tres años las hermanas Susana y Michie Trejo decidieron retomar una receta familiar y comenzaron a vender caramelos personalizados, principalmente a empresas de distintos giros que buscaban publicitarse de una forma diferente.

Susana señala que la receta original ha ido pasando de generación en generación en su familia. Explica que anteriormente elaboraban los caramelos para consumo personal y familiar, aunque hace tres años advirtieron una oportunidad de negocio en la fórmula.

Las dos hermanas estaban muy metidas en la parte de publicidad, promoción y difusión de proyectos, y una cosa llevó a la otra.

En determinado momento empezaron a obsequiar los caramelos como un presente para sus clientes, y a éstos les pareció curioso y a la vez atractivo.

“Nos decían que si se los podíamos vender, para ellos a su vez regalarlos, y llegó un momento en el que dijimos ‘¿por qué no?’”.

Con un mercado perfectamente identificado, desde entonces Ñuxi, pequeños con gran sabor, es un proyecto que personaliza y hace caramelo cualquier idea. La empresa comercializa bolsas desde cinco gramos hasta lo que sus clientes soliciten y manejan todo tipo de material para personalizar los pedidos, entre ellos vidrio, plástico y cartoncillo.

“Hacemos diseños de temporada y tenemos una línea de caramelos permanente”, comenta Susana, quien precisa que cuentan con más de 20 sabores de línea, dentro de los que se encuentran canela, cereza, durazno, fresa, guayaba, limón, mango, manzana, maracuyá, menta, moras, naranja, perón, piña, plátano, sandía, tamarindo, uva y violeta. Además, dice, pueden hacer las combinaciones que los clientes les pidan.

Adriana y Penelope se encargan de la producción, y Susana y Michie de la promoción de los caramelos.

Por las propias circunstancias que dieron origen a la marca, en cuestión de comercialización los objetivos fuertes para Ñuxi son empresas que trasladan su imagen y logotipos a los caramelos para posteriormente obsequiarlos como regalos corporativos.

En este sentido, la firma ha colaborado con compañías de tecnología como Samsung, por mencionar un ejemplo.

“Tenemos clientes que envían el dulce a toda la República Mexicana y trabajamos también con hoteles que nos hacen compras recurrentes para regalar como recuerdo”, sostiene Susana, socia fundadora de Ñuxi.

Detalla que también ofrecen el producto en ferias como la Internacional Ganadera de Querétaro y la Nacional de San Marcos, en Aguascalientes, contando con oficina de atención en la Ciudad de México y Querétaro.

“La gente baja la calidad de sus productos”

Ñuxi significa “agridulce” en otomí. Penelope se refiere al caramelo como una artesanía y afirma que la idea es hacerlo llegar al mayor número posible de personas.

“Lo que más nos ha ayudado es el sabor del dulce. El sabor es el plus y hace la diferencia, pues la mejor publicidad para nosotros es que las personas lo prueben. Lo que buscamos es un producto único”, sostiene.

Al hablar de las dificultades a que se han enfrentado, Penelope refiere que a veces la complicación tiene que ver con que la gente dé el valor que corresponde al trabajo que hacen.

En relación con ello, expone que si se compara el precio de sus caramelos con el de otros dulces más comerciales éste puede parecer caro, pero en realidad corresponde con el trabajo que hay detrás, pues conlleva un proceso artesanal hecho a mano.

Susana, por su parte, atribuye la demanda de este producto a la presencia en el mercado de otros artículos de menor calidad.

“Creo que muchas veces la gente baja la calidad de sus productos, y a la hora que esto pasa cambia todo. Nosotros lo que buscamos siempre conservar es el sabor. Ahorita en particular la gente valora todo lo natural, y lo prefiere frente a los productos de fábrica.

“La parte de crear el dulce con un diseño resulta muy atractivo para las personas. Por otra parte, mucha gente grande que prueba el dulce lo reconoce como el que comía hace muchos años. Sí, porque el proceso es muy básico: no tiene nada raro más que azúcar, un sabor, que es un concentrado de frutas naturales y los colores, que son totalmente naturales. Es como se manejaba el dulce antes y lo que hemos hecho nosotros es profesionalizarlo”, expone.

“Nuestro dulce no es de anaquel”

En una ocasión en la Feria de San Marcos, ProMéxico ofreció a las creadoras de Ñuxi la posibilidad de comenzar a exportar el producto y también les llegó una invitación para comenzar a surtir a cadenas como Walmart. En ambos casos, las ofertas han sido rechazadas.

Al exponer las razones, Susana explica que el dulce no es de anaquel y no puede ofrecerse bajo esta condición pues se maltrataría y ya maltratado no se vende.

“La gente lo agita y se va deshaciendo. A lo que nosotros estamos tirándole más es a las empresas. Podríamos hacer una especie de boutique, pero ahorita estamos entrando en mercado libre. La verdad es que se mueve súper bien a través de internet, y creemos que nos conviene más invertir en esto que pagar una renta y contratar a una persona”, señala.

De hecho, la mayoría de sus pedidos llegan a través de internet porque no cuentan con un punto de venta al público.

Muchos de sus clientes son constantes y otros pedidos que llegan para eventos sociales los captan a través de su página web o a través de la red social Facebook.

Susana considera que si bien hay muchos proyectos emprendedores en el mercado, y apoyo por parte de gobierno, lo que falla tiene que ver con la dirección de la publicidad y la parte de difusión: hacia dónde llevar estos proyectos, dónde ponerlos o cómo difundirlos.

“Yo creo que es la parte más difícil. Nosotros como trabajamos páginas de internet y redes sociales lo vimos un poco más sencillo pero algo que nos ayudó mucho es la presencia en ferias y el regalar. Nosotros todo el tiempo estamos regalando dulces”, indica.

Para contactar a Ñuxi está disponible el teléfono 442 555 2129. En Facebook se les encuentra como ÑUXI y su página de internet es www.dulces-personalizados.com.mx/.

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