Lorenzo Pascual Trejo Aguilar es artesano desde hace más de 42 años. Originario de la capital queretana, se dedica a restaurar figuras católicas y es precisamente dos semanas antes de Navidad y previo al Día de Reyes cuando se incrementa su carga de trabajo; tan sólo en los últimos 15 días lleva más de 150 figuras del Niño Dios que ha reparado.

El artesano dijo que aunque el trabajo de restauración es muy delicado, lo que se cobra por él es barato y va desde los 10 hasta 30 pesos, dependiendo del daño que tengan las figuras.

Restaurar un Niño Dios para él tiene un significado muy importante, dijo, representa la prosperidad y una manera de redimirse, por eso es que todos los días sale a buscar personas que quieran reparar sus figuras.

Pensar en el retiro aún no está en la mente de Pascual porque quienes lo conocen lo consideran como “una reliquia”. Lleva tantos años en este oficio que ya sabe preparar figuras que llegan a sus manos completamente deshechas y al entregarlas quedan como nuevas.

Para ello, Pascual Trejo labora con un material ligero derivado de la madera que se llama patol, con el cual se hacían anteriormente las figuras religiosas.

También trabaja con resina y con yeso que son los materiales más comunes para poder dar los detalles necesarios a cada figura y queden al gusto de las personas que las mandan a arreglar.

Luego de que volvió a hacer la mano, el dedo, el codo o cualquier parte del Niño Dios, este artesano procede a pegarlo con el mismo material del que está hecho o utilizando algunos tipos de resistol, una vez que éste fija, lo lija para que quede al mismo volumen del original.

Durante este proceso, Pascual se asegura que la pieza no se desprenda y se concentra en darle color con pinceles muy pequeños y finos con los que aplica pinturas de aceite para evitar que se despinte la figura. Todo este procedimiento es a mano.

Cada detalle se hace con mucho cuidado, ya sea el delineado de las coyunturas del cuerpo, los ojos, los labios o los dedos, todo ello en un tiempo aproximado de dos a tres horas. En caso de que se trate de una figura muy pequeña —de 10 centímetros o menos— y el daño sea considerable, se llega a tardar un poco más de tiempo, alrededor de dos días.

“Hay que hacerlo con mucho cuidado. Hay que agarrar al niño como su fuera el pétalo de una rosa porque si lo agarra macizo se truena de algún otro ladito y hay que tener paciencia”, detalló.

En su combi, Pascual sale diariamente a distintas comunidades para buscar a las personas que tienen más arraigadas las tradiciones navideñas, porque son ellas las que desean que se les arregle su Niño Dios para Nochebuena.

Comentó que las personas de las comunidades tienen mucho afecto por esa imagen porque les trae alguna memoria familiar o alguna experiencia que tuvieron porque, generalmente, las figuras son heredadas, explicó. Para realizar este trabajo Pascual se apoya con su esposa Rosalinda, quien mientras él lija algunas figuras, ella se dedica a pintar o retocar las figuras para avanzar y poder entregarlos antes del día de Navidad.

Entre los trabajos que le ha tocado realizar se encuentra un niño que data de más de 200 años que le fue entregado para su reparación hace tan sólo 15 días, por parte de personas de San Vicente Ferrer en el municipio de El Marqués, mismos que están hechos de patol.

“Hay niños que llegan a valer más de 100 mil o 200 mil pesos por su antigüedad y su cultura. Son niños que no fueron hechos en molde sino a mano y nos ha tocado restaurar a esos niñitos”, comentó el Lorenzo Pascual, quien añadió que lo más que llega a cobrar por la reparación de una figura religiosa son 200 pesos.

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