No hay ningún secreto y no es nada del otro mundo, en palabras de María Pueblito Soto Guerrero. Los buñuelos que elabora junto con su familia en la localidad de Santa Rosa Jáuregui, una receta que heredaron de sus abuelos, no tienen nada en especial, según sus creadoras. Sin embargo, quienes habitan en la zona, así como personas de todas partes de Querétaro y estados vecinos buscan los acaramelados dulces tradicionales, tan crujientes, tan singulares.

Con 88 años de existencia, fundados en el año 1929, los Buñuelos Soto se han convertido en un referente obligado de Santa Rosa Jáuregui. Así como las carnitas, estos “buñuelitos”, como los llama doña Pueblito Soto, son una exquisita tradición del lugar, que en esta familia se ha mantenido durante cuatro generaciones.

Una historia que comienza con la abuela de las actuales dueñas, Teodosia Sánchez de Soto, quien llegó a vivir a Santa Rosa procedente de Pachuca, Hidalgo.

“Vivían en Pachuca, pero eran originarios de la comunidad Buenavista, en Querétaro”, contó doña Pueblito. Ella y su hermana Ángela recibieron al equipo de EL UNIVERSAL Querétaro para platicar sobre su historia.

“Nuestra abuela se fue a Pachuca con otro hijo que tenía allá, pero regresó cuando mi abuelo, Jesús Soto, enfermó. Él falleció aquí, en Querétaro, y en ese año, según nos contaba mi papá, mi abuela empezó a trabajar los buñuelitos. Hacía pocos, primero vendía en las casas, si acaso en la plaza del templo de Santa Rosa Jáuregui, en donde los colocaba en una charolita de madera y salía a vender”, narró.

Posteriormente, la tradición pasó a su nuera, doña Balvina Guerrero de Soto, esposa de Pablo, uno de sus hijos (los padres de Pueblito y Ángela, con quienes vivió durante sus últimos días doña Teo, como le decían de cariño.

Pueblito y Ángela Soto son los actuales pilares del negocio familiar y conservan la tradición de la elaboración del dulce. Después de que sus antecesores cambiaron periódicamente el lugar de venta, ahora se establecieron en su casa, en la calle Miguel Hidalgo número 63 Norte, en Santa Rosa Jáuregui, donde los clientes llegan a saciar el antojo con una delicia gastronómica que se conocen como “los originales de Santa Rosa”.

Tradición familiar

Los Buñuelos Soto son artesanales y han trascendido el paso de los años. Principalmente fueron creados como una forma de obtener recursos a su hogar, igual que actualmente.

“No es nada del otro mundo, son cosas sencillas”, asegura Pueblito al preguntarle cuál es el secreto en la receta de los buñuelos.

“Se paga por el trabajo, la elaboración, porque es lo que más se lleva tiempo, aparte de que la materia prima ha subido muchísimo en los últimos años, por lo que los damos a precio. Se utiliza harina, aceite, gas, cajas, papel, piloncillo que nos provee el señor Monroy desde hace varios años y que proviene de Guadalajara, eso es todo”, explicó.

El agradecimiento de Pueblito y Ángela se extiende hacia sus clientes. “Gracias a ellos tenemos una pequeña fuente de trabajo. No tenemos lujos aquí, simplemente trabajamos para la manutención de nuestra familia.

“Gracias a las mismas personas que nos compran y ellas los regalan, los promueven, por lo que a nuestros clientes les debemos el tener aceptación entre las personas de Santa Rosa Jáuregui y después en otras partes del estado”, aceptó la anfitriona.

En temporadas de alta demanda, como los meses de septiembre o diciembre, los Buñuelos Soto también se convierten en una pequeña empresa que sirve como fuente de empleo para personas que habitan en la zona.

“Nos ayudan dos o tres personas que ya tienen experiencia de aquí de Santa Rosa, nuestros vecinos y un muchacho de Apaseo El Grande, quienes tienen años trabajando con nosotros, es como nos ayudamos cuando hay muchos pedidos”, indicaron las hermanas.

Dulce producción

Las hermanas Soto, Ángela y Pueblito, refirieron que un día en el que se elaboran pocos buñuelos, la producción es de 900 piezas.

Admiten que los productos no se acaban en un día, sino que alcanzan para la venta de dos o a lo mucho tres días.

Cuando se juntan los pedidos, es cuando la producción se incrementa, pero hay algo que las hermanas Soto Guerrero tiene claro en su mecánica de venta: el producto debe estar fresco y crujiente para sus clientes.

“Se hacen pocos porque no nos gusta vender el producto atrasado, para que no dejen de estar crujientes. Duran más cuando están empacados, pero por lo mismo no nos gusta tener muchos hechos, vamos haciendo conforme se van necesitando, a lo mejor por eso nos ha durado la clientela, son buñuelos frescos, casi del día, los que se llevan los visitantes”, afirmó Ángela. Aunque es una empresa que trabaja y vende durante todo el año, las herederas de Buñuelos Soto revelaron que sus temporadas fuertes son “en septiembre, durante una semana, y en diciembre, que es un mes de buenas ventas”.

De hecho, la temporada navideña es la que requiere mayor producción. Las dueñas contaron que han hecho 7 mil buñuelos para entregar en un día. Por eso piden a sus clientes que hagan con anticipación sus pedidos.

Los puentes vacacionales también son fechas en las que aumentan sus ventas, pero Ángela y Pueblito reconocieron que entre abril y mayo es cuando la gente menos busca los dulces, porque “por el calor no se antojan tanto”.

Se renuevan, sin perder su esencia

La tradición no está peleada con las nuevas tecnologías, puesto que Pueblito contó que su hijo fue el encargado de proponer la creación de una página web, con el objetivo de anunciar sus productos, la cual ha funcionado.

No hay sucursales ni tampoco entregas a domicilio, por lo que para probar estos buñuelos es obligada la visita a Santa Rosa Jáuregui y si se llevarán una gran cantidad, se necesita realizar un pedido telefónico previamente.

A pesar de la demanda, algo que no está en planes es que Buñuelos Soto tenga servicio de entrega a domicilio, pues el esquema de venta que manejan les ayuda a mantener un orden en la producción de los buñuelos.

“Sería más complicado, porque a veces el cliente llama y pide 30 piezas, pero al llegar quiere 10 más. Cuando no es temporada alta no hay problema y se surten, pero cuando es temporada fuerte es muy difícil, porque hacemos exactos para los pedidos, entonces si tuviéramos entregas sería más complicado aún”, consideraron las hermanas Soto.

Cada buñuelo cuesta cinco pesos y tanto Ángela como Pueblito y su familia se han preocupado por cada detalle para la elaboración y venta de su herencia familiar. Sabor único, delicia gastronómica exclusiva de Santa Rosa Jáuregui, aunque sus creadoras, con gran sencillez y humildad digan que estos buñuelos “no son nada del otro mundo”.

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