Gina Cárdenas, investigadora de estudios sobre género de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), analiza el caso de ocho mujeres alcaldes de Querétaro.

Revisa datos duros de la pasada elección 2018, trayectorias de gobierno e historias de vida. Luego dice, con toda seguridad: “De ningún modo podemos llamarlas ‘Juanitas’ [a las candidatas]; no sólo por ser un término despectivo, sino porque no aplica con ninguna de ellas”.

“Al margen de que ellas fueran esposas de candidatos, hicieron campañas ciudadanas que ganaron y se han mantenido en los cargos, hasta con relativo éxito. No tenemos evidencia de que sus parejas gobernaran por ellas o a la sombra, como ha ocurrido en otros lugares del país; nos faltaría información”.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, la académica emite una hipótesis sobre los logros o fallas que pudieran haber tenido las gestiones femeninas en la entidad.

“Seguramente, su falta de experiencia las habrá perjudicado; algunas, tal vez, no tuvieron tiempo de construir un liderazgo o les faltó apoyo partidista para encauzar cambios significativos en sus municipios o para dirigir su sucesión. Hablamos de que les dieron a gobernar zonas con muchas carencias”, explica la investigadora.

Falta de experiencia pudo afectar labor de alcaldesas: especialista
Falta de experiencia pudo afectar labor de alcaldesas: especialista

Con base en los resultados electorales, casi todos adversos para las alcaldesas, Cárdenas recuerda: “Siendo justos, no podemos perder de vista el tsunami electoral que arrastró a todo el país en la pasada elección; el deseo tan profundo de cambio que tenían los ciudadanos; desde luego que eso influyó en el saldo electoral.”

Gina Cárdenas es fundadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, donde entre otros temas, realiza un estudio nacional sobre el fenómeno político de las llamadas “Juanitas”.

“Los casos más graves de ‘Juanitas’ los hemos visto en los estados de Chiapas o Oaxaca, donde los dirigentes partidistas usaron la equidad de género como mera fórmula de retención del poder; casos de hombres que las obligaron a renunciar una vez que ellas llegaron al cargo deseado; casos en los que el marido cobra el salario de la esposa, por ejemplo”, detalla.

La experta argumenta que para no llamarlas ‘Juanitas’, “podríamos pasarnos el día buscando una nueva forma gramatical… sin embargo, creo que lo mejor sería que ese fenómeno desapareciera del mapa y ya no volviéramos a hablar de ello, ¿no crees?”.

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