No podemos ser ajenos ante la compleja realidad que vive el país en materia de seguridad, la debilidad que enfrentan las instituciones estatales y municipales encargadas de velar y garantizar la estabilidad, gobernabilidad y seguridad de la ciudadanía es evidente; nuestro entramado organizacional se encuentra inmerso en una crisis de credibilidad, corrupción y falta de capacitación de los elementos que la integran.

Frente a tal inestabilidad en algunas regiones del país han sido necesarias la presencia e intervención de las Fuerzas Armadas para trabajar en conjunto con los diferentes órdenes de gobierno y dependencias del Estado con la finalidad de enfrentar las amenazas que afectan la seguridad.

En este orden de ideas, es imperante la necesidad de crear una normativa que regule el accionar de las Fuerzas Armadas, llegó el momento de fortalecer a las instituciones encargadas de la seguridad, dotándolas de un marco normativo democrático, de rendición de cuentas y transparencia.

Ahora bien, enumeremos algunos de los principales problemas de inseguridad en nuestro país: bajo nivel educativo y difícil situación económica en general que afecta a la población; bajo interés por actividades socio-educativas, productivas y deportivas para el aprovechamiento del tiempo de jóvenes y adultos; marketing delictivo que refleja atractiva la carrera delictiva (narco corridos, blogs, series).

Asimismo, complicaciones jurídicas para nuestros policías al adoptar un nuevo sistema de justicia penal; policías que aparentan patrullar, pero no detienen delincuentes; difíciles condiciones laborales para los policías (sueldos, acceso a créditos, etc); falta de administradores de la seguridad publica en cargos directivos. No existe un modelo básico de organización, administración y operación para las corporaciones de policía (cada una ópera de forma diferente).

Falta de aplicación de protocolos de actuación policial; se llega a desatender la delincuencia común que está en crecimiento (robo simple, robo a casa habitación, robo a comercio, robo de vehículo, robo con violencia, homicidios, etc); delincuencia común pero bien organizada con operaciones consolidadas en el país que no son cárteles, pero trabajan en una organización delictiva estructurada, y de ellas poco se habla y bajo interés de la ciudadanía en adoptar medidas y conductas de seguridad para prevenir ser víctimas de la delincuencia.

Por ello, que es importante contar con una ley como la de Seguridad Interior para que se establezcan los protocolos para la coordinación entre las diversas fuerzas de seguridad que garanticen el Estado de derecho pero, sobre todo, la paz y tranquilidad de todas y todos los mexicanos.

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