Leticia Vaquero llegó a Querétaro, de Puebla, hace siete años, con la idea de probar suerte y tratando de adaptarse a una nueva ciudad; pensó que si le iba mal podría volver a su tierra, pero halló empleo y le gustó la ciudad, aunque acepta que la vida aquí es más cara, “pero se compensa porque hay trabajo”.

Mujer de mediana edad, rostro amable y voz tranquila, Leticia comenta que es originaria de San Martín Texmelucan, Puebla, a donde suele acudir con frecuencia a visitar a su mamá y sus hermanos. Su padre ya falleció.

“Tengo aquí siete años, más o menos. Fue como venir a ver qué tal estaba la ciudad y si me gustaba. Pasó el tiempo y me gustó más y más. Me gusta que hay trabajo, porque estuve en otros lugares y no había mucho. Era mucho estar todo el santo día sin hacer nada”, dice.

Leticia es encargada de una tienda de alquiler de trajes y smokings en el centro de la ciudad, donde el trabajo es abundante, por la ubicación del local y porque el servicio es socorrido por los queretanos.

“Aquí todo el día hay qué hacer y de volada se va en tiempo. Si había empleo [en Puebla], pero era muy poquito, entonces un día vine de paseo [a Querétaro], me agradó la ciudad y me propusieron quedarme a trabajar aquí. Me dije: a ver qué pasa, si no, me regreso”, apunta.

Comenta que además de encontrar una ciudad ordenada, las oportunidades de empleo son muchas, lo cual es lo más importante para ella, quien tiene familiares en la ciudad, pues Leticia es soltera.

Acostumbra ver a sus parientes e ir a Puebla frecuentemente, la visita más reciente la hizo el fin de semana pasado, pero cuando hay fiestas suele ir más seguido, a veces, cada ocho días, “no estamos tan ausentes del lugar”.

Asevera que una de las cosas que añora de su natal Puebla es la comida, ya que, dice, la comida queretana es buena, pero “le hace falta un poco más de sabor. La comida es lo que se extraña y aquí es más caro. Te compras un comida corrida y pagas 50, 55 pesos, cuando en Puebla cuesta 30, 35 pesos. En cuestión de comida es caro, todo es caro, en sí, pero se compensa porque hay trabajo. De lo que tienes gastas, porque ganas un poco más, pero también gastas más en otras cosas”.

Indica que el clima es totalmente diferente en Querétaro respecto de Puebla, pues mientras que la capital poblana es fría, en su nueva ciudad el ambiente es más benigno, incluso muy caluroso para ella, aunque después de siete años ya está más aclimatada.

“Antes, cuando pasábamos mucho tiempo acá e íbamos a Puebla, luego, luego nos enfermábamos de gripa, porque allá hace más frío, o el vientecito. Aquí no, aquí todo el tiempo es el calor, pero te acostumbras. Cuando voy a Puebla me abrigo más, aquí ni siquiera traigo chamarra, y en Puebla al menos un chaleco sí me pongo. Aquí es más agradable”, precisa.

En San Martín Texmelucan visita a su madre y sus cinco hermanos.

Explica que su mamá la ha venido a visitar, “pero no se halla”, le gusta más San Martín, que es un lugar más tranquilo, se queda un par de días y se va a su tierra.

La experiencia para trabajar el alquiler de trajes la obtuvo en su tierra, donde atendía un negocio igual, por lo que no desconoce el trabajo; lo diferente es la clientela, dice.

“Trabajar en distintas ciudades evidencia que la gente es diferente. La diferencia radica en la exigencia de la calidad o la limpieza de las prendas. El menor detalle aquí lo checan. Allá es más relajado, incluso hasta el traje más barato prefieren. Aquí es diferente, el cliente es más exigente, pagando más por una prenda que quieren que se les consiga. Uno se va acostumbrando a ese tipo de cosas, además de que la gente está dispuesta a pagarlo, pues una encantada”, abunda.

Sin embargo, a pesar de los años, la nostalgia invade de vez en cuando a Leticia. Más que extrañar su tierra, la ciudad de Puebla con sus calles tan rectas, con sus construcciones coloniales y sus templos, añora a su madre, los cariños fraternos, estar más con la familia, recordando lo que su progenitora hacía los fines de semana, “pero te acostumbras a hacer tus cosas, ellos las suyas, y cuando nos podemos reunir la pasamos muy bien”.

Las celebraciones decembrinas, Semana Santa y las fiestas patrias tratan de pasarlas en familia, en cuyas reuniones no pueden faltar las chalupitas, típicas del mes de septiembre, para celebrar la Independencia de México.

Pese a ello, le gusta su vida en Querétaro, pues hay muchas cosas que se pueden hacer, desde ir al cine, hasta pasear por el Centro Histórico, donde siempre hay cosas que ver y lugares que visitar.

“Más bien necesita uno darse el tiempo para hacerlo, pero es una buena ciudad. Hay lugares a dónde ir”, agrega, al tiempo que ve su futuro radicando en Querétaro por muchos años, a menos que le propusieran una oferta laboral más interesante, podría cambiar, “pero por lo pronto, me gusta aquí”.

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