Para Consuelo Cervantes, conseguir un diagnóstico médico para saber si su esposo tenía o no Covid-19, fue un verdadero calvario. Pasaron 15 días desde que la persona comenzó con síntomas, hasta que finalmente los resultados médicos descartaron dicha enfermedad.

En ese lapso, Consuelo hizo un sinnúmero de llamadas a las líneas telefónicas del gobierno del estado de Querétaro para pedir instrucciones sobre cómo proceder en caso de que se presentara alguna situación de emergencia. Sin embargo no obtuvo más que nuevas dudas.

“Cuando llamas a la línea Covid no te preguntan ningún dato personal, con eso sabes que no le darán seguimiento a tu caso, sólo te preguntan síntomas y te piden que por precaución te quedes en casa. Mi esposo tenía agotamiento, temperatura muy alta y los ojos rojos, yo quería saber cómo calmar esos síntomas y no me dijeron nada”, señala.

Consuelo también buscó soluciones a través de una aplicación móvil, de igual forma impulsada por el gobierno del estado; sin embargo, en esta plataforma sólo le recomendaron “consultar a un médico”, nada que pudiera ayudarla.

“Las respuestas eran contrarias, unos me decían que no saliéramos de casa, porque si íbamos al doctor en ese traslado podríamos contagiarnos, y otros nos decían que necesitábamos ir al doctor para que revisara la situación”, comenta.

Cansada de tantas búsquedas sin respuesta, solicitó una prueba de Covid-19 a la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), donde le informaron que había una larga lista de espera, y que posiblemente serían atendidos hasta después de siete días.

“Yo no sabía que era un trámite tan minucioso, lo primero que tienes que hacer en la UAQ es llenar un cuestionario larguísimo en donde respondes si consumes alcohol o tabaco, si tienes sobrepeso, diabetes o hipertensión, te preguntan si viajaste al extranjero o si estuviste en contacto con una persona enferma de Covid, afortunadamente mi esposo es una persona muy sana.

“Una vez que contestas las preguntas te envían un mensaje y te dicen que te darán cita en 72 horas, eso es muchísimo tiempo, y también te advierten que si no tienes síntomas graves tardarán más en hacerte la prueba, porque le dan prioridad a los casos con síntomas graves, esa prueba de la UAQ cuesta 2 mil 500 pesos”, dice.

La espera terminó

Finalmente la espera llegó a su límite y Consuelo pagó 3 mil 450 pesos para que a su esposo le hicieran la prueba en un laboratorio particular; en este sitio el examen no tardó más de 5 minutos, pero los resultados se los entregaron una semana después. Afortunadamente, los resultados para Covid-19 fueron negativos.

“En total estuvimos 15 días buscando información, fue un verdadero calvario. En la línea de informes no te preguntan datos, no le dan seguimiento a tu caso, sólo te recomiendan quedarte en casa, en la aplicación móvil me decían lo contrario, que teníamos que consultar a un médico. En la UAQ el proceso era muy tardado, y al final en un laboratorio particular la espera también fue muy larga.

“Es increíble que teniendo tanta tecnología no puedan mantener informada a la gente. En realidad yo quería que me dijeran qué hacer en caso de que mi esposo se complicara, a dónde debería ir, cómo podía calmar sus síntomas, nadie me dijo nada de lo que quería saber, sólo me confundieron más. Al final mi esposo tenia otra enfermedad que no era Covid, pero en estos tiempos es muy peligroso enfermarse de cualquier cosa, pues todos los consultorios están saturados, todos los procesos son muy lentos”, comenta Consuelo.

Un gasto extra

Una vez descartado el contagio por Covid-19, Consuelo y su esposo se encontraron con un segundo reto, conseguir un reumatólogo para curar sus malestares. Evitaron asistir a un centro público de atención médica para evitar un contagio; así que acudieron con un reumatologo particular, lo que representó un gasto de mil pesos por consulta, además del medicamento y del equipo necesario para la recuperación.

En total, Consuelo calcula que el gasto para descartar Covid-19 y atender el padecimiento real de su esposo, ronda los 10 mil pesos; sin embargo, asegura que eso no es tan agustiante como el temor de ser positivo y no poder confirmarlo.

“Es un verdadero viacrucis, es muy angustiante no tener la certeza de si tienes o no Covid, uno se sugestiona y por cada detalle uno piensa que es la enfermedad, escuchas muchos comentarios falsos que sólo te llenan de terror. Escuchas que las pruebas se las hacen sólo a los que ya están a punto de morirse”, comenta Consuelo en medio de una risa nerviosa.

“En todo ese tiempo nosotros seguimos las indicaciones, nos mantuvimos aislados, y siempre hemos hecho todo con precaución, somos muy cuidadosos al momento de hacer las compras, siempre usamos cubrebocas, desinfectante, todas las medidas que ya conocemos. Mi consejo es que se cuiden mucho no solo para no contagiarse de Covid, sino de cualquier otra enfermedad, porque todo lo que tenga que ver con atención medica está muy difícil ahorita, los consultorios están cerrados, los médicos atienden solo por internet”, comenta.

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