Sombrillas, sombreros, ropa ligera, huaraches y sandalias, así como muchos líquidos, son algunas de las cosas a las que recurren los queretanos para combatir el calor que asola a la ciudad llegando a marcar los 36 grados en estos días.

Vendedores de nieves, raspados, helados y aguas frescas ven como aumentan sus ventas en estos días por las temperaturas, que de acuerdo al Servicio Meteorológico Nacional (SMN) alcanzarán los 37 grados Celsius esta semana en la capital.

Por las calles de la ciudad las personas caminan deprisa, mientras evitan exponerse al sol. Quienes no pueden huir son aquellos que viven en las calles, personas sin hogar que buscan refugio en la sombra de algún templo, de una construcción, bajo los árboles del jardín Guerrero o del Zenea.

También quienes padecen el calor intenso son los lavacoches del estacionamiento del mercado de La Cruz, que tienen que padecer el inclemente calor.
Cerca de ahí, un hombre es el más buscado por quienes quieren matar la sed, combatir el calor, mojarse el gaznate... Su nombre es José Ramón Espinoza Xalapa, vendedor de nieves desde hace seis años, quien vive días agitados y de bonanza en su negocio ubicado en una esquina del mercado de La Cruz.

Las altas temperaturas provocan que más personas busquen refrescarse, y ello trae un aumento en sus ventas diarias.

Los clientes no paran de llegar a las 13:30 horas, cuando la temperatura alcanza los 32 grados Celsius en la capital queretana. En esos momentos, cuando la boca se seca, el sudor aparece en la frente y la ropa se pega a la piel, José Ramón es el más popular entre quienes acuden al mercado o acuden por sus hijos a las escuelas cercanas.

Dos mujeres, madre e hija, llegan a donde se ubica el carrito de las nieves de José Ramón. De trato amable, saluda a las clientas que piden nieves de limón y mantecado. Son atendidas rápidamente, mientras el vendedor confiesa que dichos sabores son los más solicitados.

Otra joven es más osada y prueba una mezcla de nieve dulce con jarabe de chile agridulce. Difícil de asimilar para los paladares tradicionales.

José Ramón narra que el negocio familiar nació en 1969, por lo que ya está por cumplir 55 años. De inicio era de su abuelo, Porfirio Zúñiga Espinoza, pero se les heredó.

“Toda una vida, caminando”, dice José Ramón, al tiempo que señala que las recetas siguen siendo las mismas desde aquellos años.

Los clientes no paran de llegar. Después de las dos mujeres y la joven, un hombre llega a comprar dos vasos. José Ramón se apresura a atender al cliente, pues después ya hay otro hombre que espera su turno para pedir su propia nieve.

El calor a las 14:00 horas alcanza los 34 grados Celsius. Incluso en las calles parece por momentos que las personas desaparecen buscando refugio.

La tercera ola de calor pasa factura a los queretanos que aunque acostumbrados a las altas temperaturas, calores arriba de 30 grados Celsius son raros y poco soportables para la mayoría de la gente.

El Servicio Meteorológico Nacional, ante las altas temperaturas, recomienda a la población evitar exponerse a la radiación solar por tiempos prolongados, hidratarse adecuadamente, poner especial atención en enfermos crónicos, niños y adultos mayores, así como atender las indicaciones del sector salud y de Protección Civil.

Además, alerta que la onda de calor permanecerá durante los siguientes días en la mayor parte del país.

Mientras, José Ramón sigue despachando su popular producto. Dice que las ventas han aumentado hasta 40% en estos días. Aunque también tiene sus complicaciones, pues “con este calor me gana la nieve”, dice  mientras mueve la nieve de limón para darle cuerpo, pues a pesar de estar con hielo y tenerla cubierta,  comienza a derretirse dadas las temperaturas.

“Aquí vendo de 12 del día a siete y media, ocho de la noche. Alrededor de ocho horas diarias. En ese tiempo vendo alrededor de 100 vasitos de nieve. En estas fechas, llegamos hasta los 150 vasitos”, explica.

Además de la gente que pasa a pie en la zona, los automovilistas también aprovechan para refrescarse. Tal es el caso de una mujer que estaciona su camioneta cerca del puesto.

Desciende de su unidad y pide una nieve de limón, en vasito de 30 pesos. Luego, la mujer regresa a la comodidad del aire acondicionado de su camioneta, pero ahora con un postre que la refrescará.

Después de tantos años vendiendo en la zona, José Ramón tiene a sus clientes, y él mismo ya los conoce. Parte del secreto de las buenas ventas de José Ramón es su buen trato.

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