Las bolsas llenas de soldaditos de plástico, animales de granja, de zoológico y carritos con colores vistosos esperan la llegada de compradores en la juguetería que atiende José Manuel Martínez, en la calle de Reforma Oriente.

El local y su dependiente tratan de sobrevivir a la pandemia y a la baja de ventas que la misma genera, aunque cree que pasando las elecciones y cuando los niños entren a la escuela las cosas mejorarán. “Estamos de pie, pero resistiendo”, destaca.

“Cuando empezó la pandemia tuvimos que cerrar, pero la gente nos buscaba. Buscaba mucho los juegos de mesa, las loterías, las ocas… Querían tener tranquilos a los niños, pero ya pasado el tiempo, ahorita ya no viene la gente”, indica.

Señala que desde marzo del año pasado, cuando tuvieron que cerrar, las ventas han sido “tranquilas”, lo que también significa bajas para el local, uno de los más socorridos por los queretanos para juguetes.

Al interior del negocio son pocos los empleados que hay. José Manuel dice que sólo tiene a dos empleados. Al fondo del negocio hay una joven inflando pelotas, pero el hombre aclara que ella no es trabajadora, es una promotora de la marca de pelotas que la firma manda para ayudar en los locales donde venden sus productos. “Nunca había necesitado de ese servicio, pero ahora que no tengo tanta gente trabajando, pues acepté la ayuda de la empresa”, precisa.

La juguetería vende al mayoreo, aunque también lo hace al menudeo con los clientes que llegan. Su mercancía está dividida en productos nacionales e importados. En los nacionales se pueden encontrar incluso jugos típicos, como baleros, trompos, canicas, matatenas, juegos de mesa como El coyote, Serpientes y escaleras, y la clásica lotería, en presentaciones desde pequeñas, hasta muy grandes. Hay para todos los gustos.

El encargado explica que las ventas se “compusieron” un poco en Navidad y Reyes, pero comparado con otros años, la colocación de productos fue apenas del 40%. Pasado enero de este año a la fecha no se tuvieron buenas ventas, ni para el 14 de febrero. “Ahorita, para el Día del Niño no sé nada todavía. No se vislumbra nada que puedan comprar”, lamenta.

Dice que antes, cuando todo era normal, para estas fechas había ya, por lo menos, gente que venía a sacar presupuestos, pero este año no.

“Yo creo que es porque no hay niños en clases presenciales. Todo es virtual. Si fueran presenciales yo creo que sí se juntaban los padres de familia para venir a comprarles juguetes a los niños, pero ahorita no se ha visto nada. Creo que como no habrá clases presenciales hasta junio, dicen, no ha habido ventas. De empresas que también nos buscaban, que venían para comprar, para regalarle a los niños, tampoco han venido”.

Apunta que la mayoría de sus clientes son comerciantes que revenden los productos en tianguis y mercados. A ellos tratan de venderles a precios más bajos. También vende a gente que organiza alguna fiesta infantil, a quienes también tratan de brindar un precio competitivo.

“A lo mejor los papás quieren hacerle su fiesta a su hijo, que tengan ahorros, pero si no van a poder ir los amiguitos, a quién le van a dar juguetes. Entonces sólo le hacen su pastel al niño, sus regalos, y es todo. Nos ha pegado muy fuerte. Ya casi nos desesperamos porque no sabemos qué hacer, cómo innovar”.

José Manuel comenta que durante este emergencia sanitaria tuvo que despedir a un trabajador. Sólo tiene dos, uno de los cuales está apenas en su primera semana de trabajo. Su otro empleada es una joven mujer que se multiplica para cobrar, atender a los clientes y acomodar la mercancía.

Dice que hay gente que se acerca la juguetería para pedir empleo, incluso sólo media jornada. “Trabajo hay, trabajo siempre habrá, pero lo que no hay es venta para poder sacar ganancia”, indica.

Un hombre entra a la juguetería. Se ve decidido a hacer compras, pues comienza a buscar ciertos productos. Pregunta a la joven encargada, quien le indica dónde están los productos. El joven saca una lista que lee a la empleada. José Manuel se suma a la atención de manera rápida al joven cuya bolsa se llena de los productos que llevará.

“Uno trata de traer cosas nuevas, pero ni así la gente compra. O la gente no tiene dinero, o la gente no sale a comprar, yo digo que es lo primero, no hay circulante, esto nos está pegando parejo. Para nosotros, los locatarios, no se ha visto ningún apoyo del gobierno, ni cuando empezó la pandemia, ni cuando estuvo muy fuerte, de junio a septiembre, al contrario, he sabido de muchos compañeros locatarios que han tenido que cerrar. Nosotros, gracias a Dios, aquí estamos de pie, aunque tambaleándonos, pero seguimos”.

Puntualiza que esta expresión es literal, pues las ventas han caído a tal grado que alcanzan para pagar los sueldos de los empleados o para que tenga ganancias la juguetería, pero para los dos, no.

“Ahorita necesitaríamos algún crédito para volver a abastecernos, lo estamos tratando de conseguir, pero nos ponen muchas trabas. Nos preguntan para qué queremos el préstamo, les decimos que para nuestro negocio, y nos piden un inventario, cuáles son nuestras ventas. Si le digo al banco mi realidad de ventas, no me van a prestar”.

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