A los once años de edad Juan Toscano empezó a angustiarse porque no sabía cómo iba aprender en la escuela si sus maestros y compañeros hablaban muy rápido, Juan es sordo.

“En la escuela todos eran oyentes y yo era la única persona sorda, entonces me sentaba y veía que el profesor hablaba, que los compañeros hablaban rápido y yo realmente no entendía nada. Les preguntaba a mis compañeros ¿qué dicen? y no me respondían. Después iba con mis profesores les decía que no entendía y me contestaban de la misma forma, hablando rápido, sin ningún tipo de consideración. Fue muy difícil para mí”, recuerda Juan.

Como parte de su terapia aprendió a leer los labios, pero cuando las personas hablan con rapidez no puede entender por completo el mensaje. A los once años de edad comenzó a aprender la lengua de señas, una combinación de signos gestuales y con las manos que sirve para que los sordos puedan comunicarse.

“Con las personas oyentes, cuando me hablaban las personas yo no sabía cómo comunicarme con ellos y ellos no sabían cómo comunicarse conmigo. La lengua de señas facilita mucho esto, yo iba a terapia para aprenderá a leer los labios, pero aun así, sí me hablan rápido no entiendo nada. La gente necesita hablarme lento y palabra por palabra, apoyarse con los gestos y por supuesto la lengua de señas facilita mucho esto”, añade Juan.

Actualmente, Juan tiene 23 años y junto con María Fernanda Miranda, estudiante de la carrera de Relaciones Internacionales en una prestigiada universidad en el estado, imparten cursos de señas a personas oyentes.

María Fernanda conoció en la universidad a un compañero sordo, él enseñó a hablar el lenguaje de señas y le presentó a Juan Toscano con quien continuó aprendiendo y hoy en día los dos jóvenes enseñan este tipo de comunicación al personal del Museo de Arte de Querétaro, un recinto cultural que tiene como objetivo ser un espacio de accesibilidad e inclusión social.

Además, trabajarán en otro taller para la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) y de forma particular atienden a jóvenes y gente adulta interesada en dominar este lenguaje. María Fernanda dice que las señas son sencillas y fácil de aprender, no sólo para adultos sino también para niños.

De forma personal, a María Fernanda le ha dejado gran satisfacción personal el aprender y enseñar el lenguaje de señas y espera que más gente se interese en aprenderlo y que más instituciones, como el Museo de Arte y la Comisión de los Derechos Humanos, tengan personal capacitado para atender a personas sordas.

“Es un lenguaje realmente sencillo y le abre las puertas a las personas sordas, ya sea para la cuestión laboral u otra. Ellos pueden aprender cualquier cosa, los oyentes aunque no quieran ser interpretes pueden ayudar mucho a las personas sordas sabiendo este lenguaje de señas, entonces si alguien sabe lo básico pueden acercarse con las personas sordas y platicar con ellas, eso las hace muy felices”, explica María Fernanda Miranda.

Las personas interesadas en tomar un curso de lengua de señas se pueden contactar con Juan Toscano al correo: toscano.vega@gmail.com.

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