En la comunidad de El Mirador el desarrollo de infraestructura básica se ha frenado desde hace más de un año y medio, tiempo que lleva de gestión la actual administración municipal.

Los habitantes coinciden en que las peticiones de obra pública y de vigilancia en la localidad han sido ignoradas por el gobierno municipal que encabeza Guillermo Vega.

El Mirador cuenta con más de mil 500 habitantes; es una de las comunidades que se ubica en los límites con el municipio de Tequisquiapan. Desde hace varios años las familias de este sitio se han organizado para gestionar apoyos y reunir recursos para hacer mejoras a su infraestructura.

Los comuneros coinciden en que es mejor actuar por cuenta propia a esperar a que los gobiernos en turno cumplan sus promesas de llevar progreso a esta localidad de San Juan del Río.

Empedrado de calles, apoyo para la ampliación de red de drenaje y también la extensión del alumbrado público son algunas de las peticiones recurrentes de esta localidad, pero la más importante por ahora, aseguran, es reforzar la vigilancia con la presencia de patrullas que siguen esperando.

Los vecinos de esta localidad no se quejan de un gobierno en específico, aseguran que han pasado varias administraciones y siempre les quedan a deber las múltiples promesas que en campaña les hacen los candidatos en turno.

Desde hace seis meses, los habitantes, a petición del comité del agua, cooperaron para crear una pequeña plaza con un quiosco en una de las calles de acceso a la localidad.

Cooperación por habitante. Un aproximado de 300 mil pesos es lo que han invertido, entre aportaciones económicas y la gestión de material para poder realizar dicha obra.

El pasado fin de semana autoridades municipales acudieron al lugar a pretender clausurar la obra ante la inconformidad de uno de los habitantes de la zona, quien pidió respeto a su área de ingreso a su vivienda.

Los vecinos se pronunciaron en contra de la clausura de esta obra que tanto les costó, llegando a un acuerdo con las familias inconformes de respetar los cinco metros de paso a las viviendas.

La obra lleva un avance de 80% y todos están dispuestos a continuar con sus cooperaciones para que se concluya la pequeña plaza. Están seguros de que en el siguiente año este sitio va a servir para que los futuros candidatos se paren frente a hechos a presentarles nuevas propuestas de acción; entonces aprovecharán para aclarar que el adoquín donde estarán de pie fue colocado con la cooperación de todos porque de los gobiernos poco obtuvieron, aseguró el comisariado Antonio Paz.

Falta de recursos. En esta localidad se suministran de agua a través de un pozo administrado por el comité de la comunidad. Con el pago por la dotación de líquido se ha constituido el sistema de drenaje, pero el recurso no alcanzó para completar la infraestructura en toda localidad.

Desde la pasada administración solicitaron el apoyo de las autoridades para completar esta obra, sin obtener una respuesta hasta la fecha.

Esta comunidad también buscó el apoyo de la iniciativa privada para mejorar su templo religioso. Aunque no es obligación de las autoridades locales en invertir en este tipo de obra, el comisariado reconoció que hubo más disposición de particulares por apoyarles que de los gobiernos locales.

“Conseguimos una donación de 80% del material necesario para construir el atrio de la iglesia, el resto nosotros lo compramos, pusimos la mano de obra y recientemente obtuvimos pintura para darle una reparada al templo, todo esto por nuestra iniciativa, porque nos hemos esforzado para tener nuestra comunidad arreglada”, aseguró el comisariado.

Seguridad deficiente. Mujeres de la comunidad se reunieron en la pequeña plaza en construcción para percatarse de que las autoridades municipales permitan que continúe la obra. Aseguran que tienen pendientes en el hogar pero hacer presencia ante los representantes de la autoridad es importante para defender lo que han logrado.

A estas mujeres les preocupa el incremento de robos a casa habitación, aunque hace dos meses que la incidencia ha disminuido, aseguran que a principios del año por lo menos un robo a la semana se reportaba.

“A plena luz del día se han metido a robas a las casas, son jóvenes que no logramos identificar los que se meten a nuestros domicilios; aprovechan cuando no estamos porque tenemos que ir por el mandado o por los niños a la escuela”, comenta Ernestina Díaz habitante de la localidad.

El Mirador se localiza a 20 minutos de la cabecera. Las madres de familia refieren que cuando reportan un hecho delictivo o incidente no hay patrullas cerca que lleguen a atender la denuncia.

“Estamos muy lejos de la ciudad; si algo pasa aquí, nadie se entera, ni las patrullas... porque no vienen cuando marcamos a la Secretaría de Seguridad”, agrega Alicia Ruiz, otra de las habitantes que acudió a la plaza a defender la continuidad de su construcción y a exigir seguridad.

Los habitantes esperan que por lo menos alguna de sus peticiones sea atendida. En esta administración han solicitado empedrados, ampliación de red eléctrica. No piden un módulo de seguridad porque consideran que de nada serviría si no hay personal a cargo del mismo. En cambio, piden mayor presencia policial.

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