CUERNAVACA. El presbítero José Antonio Sandoval Tajonar, director general de la Fundación Don Bosco, una institución educativa privada, desechó los señalamientos en contra del personal académico por presunta discriminación, en agravio de un menor de ocho años que se asume como niña.

El caso fue conocido por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y en consecuencia solicitó un informe al sacerdote en calidad de representante legal del colegio privado.

En su contestación el padre ofrece una serie de testimoniales escritos para acreditar el supuesto apoyo que le brindaron al menor desde su llegada a ese colegio, en enero de 2013, junto con su gemelo.

“Al inicio del ciclo escolar, 2013-2014… se intensifica la necesidad de acompañarle en diferentes aspectos, particularmente en el control de sus impulsos ante situaciones adversas que frecuentemente se traducían en agresiones físicas o verbales del menor a sus compañeros de salón e incluso a sus maestros.

“Desde su llegada a la escuela, primero por testimonio de los papás y después por las actitudes del menor, fuimos descubriendo una auto concepción de su persona que evidenciaba que él se asumía como niña”, dice el informe que envió el colegio al Conapred.

Asimismo el sacerdote sostiene que fueron constantes las intervenciones de parte del personal en la línea de una formación incluyente; “buscamos favorecer la integración del menor y de la familia entera. Por ello se generaron espacios formativos que abordarán el tema de la diversidad, el respeto y la inclusión”, expresa el presbítero en su texto.

Con el menor, citó el prelado, “se inició un trabajo de reforzamiento positivo de su conducta, mismo que estuvo acompañado desde el interior de la Institución y que a pesar de las mejoras que la estrategia comenzaba a generar, el espacio de intervención con el menor se vio suspendido a solicitud de la misma familia”.

En los hechos, afirma, el menor evidenció dificultad para controlar sus impulsos y el 20 de mayo de 2014 a las 12 horas aproximadamente, en un desacuerdo con compañeros de grupo, al estar realizando un trabajo de equipo en el patio de la escuela, en su materia de inglés, el menor en un enojo no controlado corrió a un salón de un primer piso y amenazó con aventarse de la ventana.

Personal de la institución intervino para tratar de controlar al niño y evitar que el enojo terminara en un daño de consecuencias mayores a su persona.

Ante este hecho el menor es suspendido de manera indefinida en tanto que la Institución revise a fondo la situación para tomar decisiones sobre el acompañamiento del mismo, y se citaron a los padres.

Ahí comenzó el litigio porque los padres de familia asistieron hasta el 2 de junio de 2014 ambos padres de familia en compañía de un visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de Morelos.

Entonces propusieron, dice el prelado, trabajar con el menor a través de un “psicólogo sombra” que pudiera atender los arranques emocionales y todas las necesidades que fuera manifestando en su jornada escolar.

Los padres se inconformaron con la propuesta, dice el informe, bajo el argumento de que el menor podría ser victimizado ante sus compañeros.

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