Ayer fue Día de los Santos Inocentes y es por eso que recordamos algunas noticias de los usos y costumbres de la vida capitalina surgidas en las primeras décadas del siglo XX, las cuales parecían una broma pero no lo eran, incluso muchas de estas prácticas eran discriminatorias y excluyentes.

“Inocente palomita que te dejaste engañar” es un verso que se acostumbra decir cuando hacemos una broma el 28 de diciembre.

“Esta fecha constituía un medio delicioso para efectuar bromas inofensivas y hacer tontos a nuestros semejantes. Se pedía prestado dinero, una alhaja o un objeto insignificante de valor. Si el “inocente” lo entregaba le era devuelto con adornos y listones pequeñitos” escribió Gustavo Casasola.

Una de estas noticias se publicó en las páginas de este diario el 2 de febrero de 1921 cuando la Compañía de Luz y Fuerza solicitó al Ayuntamiento capitalino ayuda ante el peligro de agotarse la energía hidráulica por la disminución rápida y peligrosa del agua en el río que alimenta a la planta Necaxa.

La compañía pidió tomar algunas medidas para economizar la luz en la ciudad, por ejemplo, que en las noches de luna se suspendiera el alumbrado eléctrico de las calles y apagaran las luces de las calles 5 de Mayo y San Francisco, en el hoy Centro Histórico.

De no hacerlo, la empresa advirtió que en tres meses la metrópoli podría quedarse a oscuras y sin tranvías.

Otra propuesta que buscó proteger las buenas costumbres y la moral surgió el 16 de enero de 1926, cuando el Ayuntamiento de la Ciudad de México anunció un reglamento para las pulquerías y reducir el número de expendios que habían en la capital.

Esta ordenanza prohibió que las mujeres desempeñaran labores de limpieza en las pulquerías y el acceso de niños, de no acatar dicha disposición se advirtió que serían clausuradas.

También se les impuso un horario especial, como colocar persianas en todas las puertas para que el público no mirara el interior de los expendios y no se permitía escuchar música en su interior de estos locales.

Por su parte, el actor Pepin Pastor propuso una iniciativa al Cabildo Metropolitano para que hombres y mujeres se sentaran por separado en las salas de cine “con el fin de que los novios ya no asistieran a estos lugares y no realizaran sus conquistas valiéndose de la penumbras de las salas”.

El 26 de enero de 1922 esta iniciativa buscó disminuir la clientela en las salas cinematográficas. Pastor señaló que la apertura de ellas estaban “matando” al teatro y los actores tenían que salir en su defensa con esta campaña.

Otro acuerdo que surgió en la capital fue la ocurrencia del presidente municipal de Iztacalco, Eligio Rosas, el 29 de marzo de 1924.

El alcalde decretó que los indígenas deberían usar pantalón y de no hacerlo serían arrestados con el siquiente argumento: “el uso del calzón ya estaba retirado de las costumbres modernas”.

La disposición causó inconformidad entre los indígenas porque dijeron que además de ser pobres no podían trabajar en sus labores con pantalones.

También hubo una campaña oficial contra el huarache y la tilma. El 22 de abril de 1926 el Gobierno del Distrito Federal dictó que los pobres no podían transitar libremente por la Avenida Madero, sin caer en las garras del los vigilantes y la sanción del Gobierno.

Los comerciantes dijeron que estos prejuicios afectarían a su clientela fuereña porque se irían a comprar a otras avenidas y enviaron al gobernador del Distrito un memorial en el que pedían anular la medida o se extendiera a la ciudad.

El 5 de abril de 1929 José Manuel Puig, jefe del Departamento del Distrito Federal, quitó la “facultad” que tenían ciertos empleados de imponer multas a los que infringían los reglamentos de policía y buen gobierno.

Sólo cuatro personas quedaron autorizadas para imponer multas: el Secretario General del Departamento, licenciado Manuel Collado; el Oficial Mayor del mismo, señor Hermenegildo Díaz y dos jueces calificadores que lo son los señores licenciado Aquiles Cruz y M. Hurtado de Mendoza.

El Día de los Santos Inocentes, del cual hoy nos valemos para hacer bromas, tiene un origen sangriento. En esta fecha se recuerda la matanza en contra de decena de niños menores de dos años que vivían en Jerusalén por órdenes del rey Herodes, de acuerdo con los relatos de la Iglesia católica.

Cuide que hoy no le pidan dinero o algo de valor porque en las costumbres populares mexicanas es un día para bromear, quizá no le devuelvan lo prestado y le apliquen el verso: “Inocente palomita que te dejaste engañar”.

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