La familia olímpica despidió ayer a Soraya Jiménez. En una discreta, pero emotiva ceremonia, amigos, familiares y atletas, dijeron adiós a la mujer que hace 13 años puso en alto el nombre de México.

Cabizbajos e incrédulos por la muerte de la ex deportista, los asistentes al velorio de la mexiquense ofrecieron sus condolencias a sus padres y hermanos, además de recordar el legado que deja la monarca en halterofilia en Sidney 2000.

“Ella fue un gran ejemplo para las mujeres, su oro en esos Juegos marcó un antes y un después en la participación femenina en el deporte. Lo que me queda de consuelo es que hace apenas un par de semanas pude reconocerla con motivo del Día Internacional de la Mujer”, dijo el ex taekwondoín Víctor Estrada, quien también subió al podio ese año y ahora se desempeña como diputado.

Desde Los Ángeles arribó Blue Demon Junior. “Era mi gran amiga, conviviamos mucho y no puedo creer que esté muerta. Me siento muy afligido, porque es una noticia inesperada. Para mí ella ahora ya es toda una leyenda”, dijo.

Joel Sánchez, también medallista en 2000, se mostró sorprendido, pues en apenas tres meses, México ha perdido a dos grandes atletas.

“Primero fue Noé Hernández, ahora Soraya, el deporte vive días de luto y ojalá muchos jóvenes sigan su ejemplo”, dijo el ex andarín.

Fue un adiós prematuro, inesperado. Apenas el miércoles pasado Soraya hacía planes con su hermana gemela, Magaly.

“No puedo expresar lo mal que me siento, ella era mi otra mitad, nacimos juntas y siempre vamos a permanecer juntas. El miércoles por la noche nos despedimos con un beso y quedamos de vernos pronto”, dijo Magaly con voz entrecortada.

Un poco más sereno, su hermano mayor, José Luis, la recordó como una mujer de carácter fuerte, pese a las pruebas que le puso la vida.

“Recuerdo que siendo una niña un día se rompió un brazo y andaba como si nada. Ella no estaba mal y va a tardar todavía el proceso de asimilación. Nadie tiene la vida comprada. La recuerdo con sus bromas y sus ganas de compartir sus vivencias con las nuevas generaciones”.

A la despedida de Soraya también acudieron Humberto Chiquita González, Enriqueta Basilio, Ricardo Contreras, Horacio de la Vega y la halterista Luz Mercedes Acosta.

También se presentó Georgi Koev, el entrenador que llevó a Soraya a lo más alto del podio en Sidney. “No lo podía creer cuando me enteré, hace unos días hablamos por teléfono y quedamos de vernos en esta semana”, señaló el búlgaro.

Un centenar de personas que se dieron cita en los alrededores de la agencia funeraria despidieron a la medallista con porras y un minuto de aplausos.

“Gracias Soraya, gracias campeona. Ahora puedes descansar en paz”, le gritaron los curiosos.

Los restos de la campeona olímpica fueron cremados ayer y permanecerán en la casa de sus padres, mientras se decide dónde reposarán de forma permanente.

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