CANCÚN.— Tiburón de aleta tan fina como mortal. Festejo copyright de Héctor Mancilla y Cuauhtémoc Blanco, remasterizado por un chico capaz de hacer competitivo al corto plantel del Veracruz.

Nueva cátedra del polémico futbolista. Su segundo hat-trick en la Primera División (el otro fue con el América) dio a los jarochos una victoria trascendental (4-2) en la lucha por mantener la categoría.

Les quedan 32 juegos por delante, pero los hombres de Juan Antonio Luna hallaron oro en el Caribe mexicano. Eso explicó la euforia del Cabezón tras el silbatazo final del árbitro Isaac Rojas.

Hacía poco más de un lustro que los Tiburones Rojos no se movían en las dulces aguas de la victoria en el máximo circuito. Repitieron la sensación gracias al hombre que llegó al plantel de última hora, ese que marca el ritmo escualo.

Quedó demostrado con el tanto que finiquitó el duelo (71’). Su caricia al balón lo hizo inalcanzable para el desesperado Yosgart Gutiérrez. Lo de Héctor Miguel Morales fue rídiculo: tibia barrida que sólo otorgó dramatismo al momento.

Entonces sí apareció aquel festejo que identifica al Veracruz. Mano derecha sobre la cabeza, dedos juntos, como si se tratara de una aleta, la que hicieron famosa Mancilla y El Temo.

Jehu Chiapas, Luis Tejada y su inseparable amigo Israel Jagger Martínez le acompañaron en la celebración, mientras Wilson Graniolati sólo atinó a llevarse las manos al rostro.

Su Atlante sólo se mostró poderoso en los primeros 120 segundos de cada mitad. Ángel Sepúlveda (1’) y Alberto Guamerucito García (46’) aprovecharon la inercia, mas los Potros de Hierro no poseen artistas.

El único que tiene el Veracruz bastó para hundir a los azulgrana en el fondo de la tabla porcentual.

Los jarochos volvieron a adolecer la falta de un central rápido y experimentado, además de la juventud del arquero Leonín Pineda, pero su ángel salvador los rescató otra vez. Sí, la aleta mortal ha reaparecido.

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