Cada vez que un spike de los Medias Rojas de Boston tocó el plato para modificar la pizarra, el ritual de jalarse las barbas apareció entre los peloteros del equipo. Con 853 carreras, los Patirrojos fueron la novena que más anotó durante la temporada. Quizá así se puede explicar lo largo que lucen los bigotes y barbas de los jugadores, o quizá es simplemente la armonía que vive una organización que decidió desprenderse de los elementos con grandes salarios, para volver apostar a una estructura de equipo y no en una alineación de estrellas como lo hicieron en los últimos años.

Después de colapsar dramáticamente en el final del calendario de 2011 y terminar la campaña de 2012 con el peor récord de la división Este de la Liga Americana, la gerencia de los Medias Rojas decidió contratar hombres y no nombres.

Mike Napoli y Shane Victorino llegaron como agentes libres junto con Jonny Gomes y la cábala de la barba. Con una base cimentada en las figuras de Dustin Pedroia y David Ortiz, la maquinaria de Boston comenzó a engranar, aceitada por el liderazgo del manager John Farrel quien dejó a los multimillonarios Azulejos de Toronto por el proyecto que le ofreció el gerente general Ben Cherington.

La adición de Ryan Dempster a la rotación abridora y el descubrimiento de un confiable cerrador en el japonés Koji Uehara redondearon a Boston que regresa a una Serie Mundial, algo que no hacían desde 2007 cuando se proclamaron campeones al derrotar a Colorado.

Con una nómina de 140 millones de dólares, la quinta más alta en las Grandes Ligas, los Medias Rojas no son precisamente un programa que se rija por el ahorro; sin embargo, cada dinero invertido ha dado dividendos a un conjunto que culminó con el mejor récord de la Liga Americana y en la primera posición de su división en cada uno de los seis meses de la temporada, una demostración de la solidez y constancia de Boston. El único bache fue a mediados de mayo cuando perdió la cima con los Yanquis de Nueva York, sin desesperarse y con los bats de Ortiz, David Nava y Pedroia pronto regresaron a la punta para seguir al frente con el #BostonStrong , un término que nació después del atentado en el maratón de la ciudad y que los Medias Rojas se han encargado de amortiguar con su actuación en el diamante y trabajo social.

Con una comunidad que los cobija, los Patirrojos tienen en su bullpen otra de las armas para conquistar su octavo título de Serie Mundial. El pitcheo relevista lanzó 21 entradas durante la Serie de Campeonato en la que sólo permitió una carrera y 16 hits con nueve bases por bola y 16 ponches. A lo largo de los Playoffs sus números son igual de sorprendentes con tres carreras en 32 innings y un tercio.

La edición 109 de la Serie Mundial será una repetición de las jugadas en 1947, 1967 y 2004, con la condición que ahora Medias Rojas y Cardenales llegan después de acumular el mejor récord de cada uno de los circuitos de Grandes Ligas.

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