WELLINGTON.— Sus cuellos ya muestran las huellas dejadas por esa soga que les fue colocada en la guarida del Monstruo de las 100 mil cabezas, pero todavía respiran. Signos vitales para que Ricki Herbert y sus hombres mantengan intacta la fe de clasificar a su segunda Copa del Mundo consecutiva.

“Sabemos que será un partido muy difícil por la desventaja que tenemos, pero hemos entrenado muy bien, trabajado fuerte y creemos que podemos dar pelea”, asegura el entrenador de los All Whites, cuya etapa, según la prensa neozelandesa, terminará mañana si no remonta el 1-5 que sufrió en el Azteca. “Lo que tenemos que hacer son cosas pequeñas para aspirar a ganar. Es difícil, [pero] los milagros existen”.

Herbert sabe que la afición mexicana considera que el Tri selló su pase a Brasil 2014. Lo único que le resta es la ironía.

“Han tenido a cuatro entrenadores [durante 2013]... Es bueno que tengan esperanza”, externa. “Fue una buena experiencia jugar en el Azteca, aunque no con el resultado que queríamos. Acá será con nuestras condiciones y seremos agresivos desde el primer minuto. No estamos muertos oficialmente. Todavía tenemos que jugar un partido y haremos lo que podamos”.

Postura compartida por sus jugadores, quienes reciben una importante dosis de motivación previo al juego de vuelta. Winston Reid, defensa central con el West Ham inglés y capitán de los All Whites les envía un video para expresarles su apoyo. Los corazones se resquebrajan, ya que el estrella del equipo se perdió la serie por una lesión en la rodilla derecha.

“El futbol está lleno de fantásticas historias y no sabemos lo que vaya a pasar”, afirma el zaguero central Tommy Smith, quien ahora porta el gafete. “Ganar por cuatro goles parece imposible, pero lucharemos para conseguirlo”.

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