Ningún aficionado lo gritó, pero el triunfo se escuchó en todo el Azul. La Máquina ganó por primera vez en la cuarta era de Luis Fernando Tena al derrotar 2-1 al Santos Laguna, en una edición más de los juegos del silencio.

Cruz Azul vino de atrás y salió con la victoria, pese a que su funcionamiento quedó a deber.

Javier Orozco anotó por Santos y no lo gritó. Jerónimo Amione —quien acababa de entrar— empató y Mariano Pavone en la agonía dio el triunfo con el que Cruz Azul llega a cuatro puntos y da calma al inicio del proceso del Flaco. Santos tiene sólo una unidad.

Ambos se quedaron con diez hombres por la expulsión de José Abella por los laguneros y Marco Fabián, quien vio la segunda amarilla casi al final.

Lo mejor de la primera parte fue el concierto de instrucciones y reclamaciones que Oswaldo Sánchez protagonizó. Ante lo desilusionante que estuvieron los primeros 45 minutos, con pocas llegadas de peligro de ambos lados, el veterano portero dio color al cemento, único espectador del partido.

“Vamos señor, fue al balón”, le reclamó al árbitro. “Bandera, van dos sin pelota. No hay tarjetas o qué”, le gritó al asistente después de una falta de Amaranto Perea. “Cómo echaron a perder el juego”, le espetó a todos los jueces, cuando se dio la expulsión de Abella.

Más allá de eso, Santos y Cruz Azul se dedicaron a intentar pero no a concretar. Pocas acciones de peligro de ambos lados, claro, los Cementeros debían de tener más responsabilidad al ser los locales, pero poco importó. Los sistemas muy parecidos, acabaron por nulificarse.

Sólo una opción por cada lado. Oswaldo desvió un gran disparo de Rojas y Corona respondió echando a un lado un trallazo del Chuletita Orozco.

Y de esa acción nació el gol. Orozco cabeceó en una prolongación dentro del área chica y anotó. Nadie gritó el gol, ni el mismo delantero, que como gesto de agradecimiento a su pasado cementero, besó el césped del Azul.

La noche se le vino a La Máquina, y es que hasta el cielo se nubló y El Chaco salió lesionado, lo que le dio paso a Mauro Formica.

El argentino le dio nuevo ímpetu a Cruz Azul. Fabián apareció, Pavone no desentonó, pero el gol no llegó, a pesar de que Abella se fue expulsado por darle un codazo a Gerardo Torrado (39’).

Santos se echó para atrás. Tena vio que era la hora de empatar y echó toda la carne al asador. La entrada de Sergio Nápoles le dio otra proyección a La Máquina y Formica desperdició su servicio, pero quien no lo hizo fue Amione. A los 76’ ingresó de cambio y a los 78’ empató, al rematar con la cabeza el centro de Fabián.

La desesperación trajo impotencia. En una jugada viril, Oswaldo y Amione comenzaron a empujarse y a manotearse. La mitad de Cruz Azul fue amonestado; de Santos sólo dos y a la siguiente jugada, Fabián fue cazado y expulsado (88’).

Diez contra diez. Todo parecía que quedaría a tablas, pero Pavone se sacó la espina para gritar en el silencio.

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