Toluca .— Y el ritual del “saco volador” nunca apareció. No hubo tiempo ni mente para hacerlo, no cuando cada segundo muta en eternidad para un hombre que caminó al borde de la cornisa.

Es por eso que José Cardozo no se desprendió de su saco, como suele hacerlo cuando el Toluca no muestra el futbol que el ex goleador paraguayo quiere. Asfixiados por los incansables —aunque carentes de imaginación— Jaguares de Chiapas, los Diablos Rojos no tuvieron posibilidad de lucirse, ni sobre el lienzo verde ni en la diminuta zona técnica.

Dramática clasificación a las semifinales, con el reglamento y su buen desempeño en la fase regular como principales aliados. El club mexiquense fue incapaz de imponerse a los felinos sureños en 180 minutos. No importó. El 1-1 (2-2 global) que reflejó la vetusta pizarra electrónica del estadio Nemesio Díez supo a gloria… A alivio.

Hasta el último minuto, estábamos con el Jesús en la boca”, reconoció el capitán Paulo da Silva. “Nos resignamos a buscar otro gol. Era muy difícil, pero conseguimos un triunfo que se disfruta al doble, porque sufrimos demasiado”.

Tanto, que el estratega guaraní laceró sus cuerdas vocales mientras solicitaba al árbitro Paul Delgadillo el silbatazo final. En cuanto lo escuchó, se embriagó de júbilo, al igual que los poco más de 15 mil aficionados que acudieron a ‘La Bombonera’.

Estar en la ronda que precede a la final ya es una costumbre para ellos, aunque eso no restó nerviosismo a los minutos finales, esos en los que Toluca se replegó en pos de conservar la igualada. Cardozo y sus futbolistas sabían que otra anotación en contra sería mortal, ya que los obligaría a hacer dos y quedaban pocos granos en el reloj de arena.

Lo que explica el ingreso del joven contención Alejandro Navarro, en lugar del ariete Pablo Velázquez (80’). Sí, ‘Belcebú’ la pasó mal en el averno, pero se devoró a una incómoda presa.

Tercer torneo consecutivo en el que el Toluca llega a las semifinales. Esta vez con lo justo, dramatismo cortesía de un jugador formado en sus inferiores.

La alegría por el tanto de Velázquez (14’) aún se respiraba cuando Diego de la Torre tomó el balón en los linderos del área local. Daniel Armenteros e Isaac Díaz se acercaron para ejecutar, pero el ex futbolista escarlata los apartó con un ademán. Conoce todos los secretos que guarda el césped mexiquense... Y lo demostró con su obra de arte.

Alfredo Talavera presumió su plasticidad con el espectacular, mas estéril, lance. Alcanzó a tocar el esférico, pero no evitó el gol (20’).

Fue entonces que inició el calvario para los demonios, quienes dejaron en claro que también experimentan temor, el que desahogaron cuando se oficializó su boleto a la siguiente ronda. Hacerlo sin triunfar no les importó.

“Así son las reglas y hay que acatarlas”, sentenció el meta escarlata. “También, cuando perdimos la final con Cruz Azul (de la Liga de Campeones de la Concacaf 2013-14) no caímos… Así son las reglas, hay que respetarlas y jugar con éstas”.

Discurso compartido por Sergio Bueno, cuyos aplausos no consolaron a un equipo que soñó con la posibilidad de ganar su primera serie de fase final. No perdieron la novena en su historia. Dio lo mismo. Fueron eliminados.

“El equipo ha demostrado que tenía tamaños para enfrentarse a cualquiera. Lo intentamos, y con buenas maneras, lo cual también tiene que valorarse”, solicitó el director técnico de los Jaguares. “Somos un equipo capaz de ganarle a cualquiera de los adversarios”.

Se quedaron cerca de conseguirlo, lo que privó a los asistentes de presenciar el ritual del “saco volador”. Tampoco les interesó. A final de cuentas, los Diablos Rojos están en semifinales.

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