Se escucha la primera llamada y los nervios invaden sus cuerpos. En silencio esperan detrás de una pequeñísima escenografía, mientras el público sigue entrando al auditorio y bullicioso busca el mejor asiento. La segunda llamada, segunda. Los nervios se convierten en energía y ansias por salir al escenario. El grito de tercera llamada por fin llega. La luz se hace más intensa, comienza la música y la magia que sólo permite el teatro.

Juan Pablo Ramírez, Bernardo Amieva, Ana Isabel Santana Blanco, Sofía Ayala, Adrián Hernández y Omar Velasco, actores del grupo de teatro de la asociación Centro de Apoyo y Calidad de Vida (Cali), entran a escena para presentar Un nuevo amigo.

Y ellos, aún sin toda la experiencia ni técnica de los profesionales del teatro, son capaces de apoderarse del espacio con facilidad, de captar la atención del público. Aman los aplausos, alimento de todo artista. Y al final de la obra, hasta se dan tiempo para mandar besos y saludos desde el escenario. Pero su principal objetivo al hacer teatro, es demostrar que las diferencias no importan.

Ellos son actores con Síndrome de Down y Un nuevo amigo es una obra que Francisco Teutli, co-fundador de Cali, escribió hace 20 años, cuando se comenzó a promover la integración educativa en la Ciudad de México y en escuelas de alumnos regulares inscribían a niños con Síndrome de Down.

“Trabajamos Verónica García y yo, en una institución donde atendían a personas con Síndrome de Down, y empezamos a incluir a estos pequeñitos a jardines de niños que estaban cerca de la institución. Y cuando yo llegaba a darles seguimiento, los otros niños (alumnos regulares) me preguntaban: ¿Oye, Paco, y por qué estos niños no hablan bien, por qué sacan la lengua o por qué hablan otro idioma? Me llegaron a comentar. ¿Cómo explicarles a niños de cuatro o cinco años sobre el tema? Entonces se me ocurrió escribir una obra de teatro que hablara el lenguaje de los niños, así nació: Un nuevo amigo”, explicó Francisco a EL UNIVERSAL Querétaro.

La puesta en escena tiene más de 400 presentaciones, a través de instituciones enfocadas a la educación de niños y jóvenes con Síndrome de Down. El Centro de Apoyo y Calidad de Vida llegó a Querétaro hace cuatro años, con la misión de acompañar en sus proyectos de vida a jóvenes con discapacidad intelectual. Y desde hace año y medio, nuevamente con la participación de Verónica García, retomaron el proyecto teatral.

“Empezamos a trabajar, formar un elenco, un segundo elenco para el grupo teatral Cali, y estamos muy contentos, porque sí hemos tenido bastante difusión, que era lo que queríamos, difundir y sensibilizar a la población, pero paralelamente los chicos se llevan un mundo de experiencias que ayudan a su autoestima, a su misma personalidad. Nosotros somos maestros de educación especial, no somos maestros de teatro, pero tenemos facilidad de expresión y estamos haciendo esto con el fin de sensibilizar”, comentó Verónica, directora de escena de Un nuevo amigo.

En cada función, Verónica vive con sus actores la intensidad que provocan los minutos previos al salir a escena. “Lo que se siente atrás de bambalinas es maravilloso, porque ves cómo poco a poco se van empoderando, cinco minutos antes te pueden decir: No salgo. Pero al final salen y lo sacan con temple, mantienen esa energía y siguen hasta el final, aunque se estén muriendo de miedo, pero vemos cómo se llenan de seguridad, es maravilloso. Y ellos se sienten felices con ese aplauso que les dan o cuando la gente se les acerca y les pide un autógrafo, eso es vivir una dimensión que nunca imaginaron”, relató.

El grupo de teatro de Cali se ha presentado en Zacatecas, Guanajuato y Querétaro, en escuelas y parques. Su primera función en un auditorio, con luces y sonido, fue apenas hace unos días. También han montado Cats y vienen más proyectos, la próxima obra será una adaptación de El Principito y comenzarán un taller de actuación.

“Apenas vamos a iniciar el taller, vamos a trabajar a través de la expresión corporal, lo que nos interesa es que los chicos vayan aprendiendo todas estas sensaciones de estar feliz o triste, porque les cuesta trabajo manejar los estados de ánimo, sí los expresan pero como son muy emotivos de repente no los pueden manejar y a través del taller se va a trabajar en eso”, agregó Verónica.

A 20 años de que Teutli escribió Un nuevo amigo, dice que sí hay cambios notorios en la sociedad, ya hay más empresas y escuelas que abren sus puertas a personas con discapacidad, pero todavía falta mucho por trabajar y sensibilizar.

“Seguiremos con las funciones de Un nuevo amigo porque tiene un mensaje muy preciso, el mensaje de sensibilidad acerca de la diversidad, sin hablar directamente de las personas con discapacidad o las personas homosexuales o las personas de otra religión, es aceptar al diferente, no por tener una condición de vida o una característica diferente a la que estamos acostumbrados a ver”, añadió Francisco Teutli.

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