Estamos ante una nueva realidad social global. Somos parte de una transformación que ha venido modificando la estructura de la sociedad, desde las relaciones interpersonales hasta nuestra consciencia misma como seres humanos.

La tecnología digital llegó para abrir nuevos canales de existencia en los que convivimos y nos relacionamos. Internet nos provee de enormes bases de datos interconectadas, en las que creamos y acumulamos datos a medida que interactuamos con ellas.

Nuestro entorno, el espacio físico, se ha trasladado al plano digital a través de satélites y cámaras sobre el terreno; al tiempo que nosotros, como individuos, aparecemos también como puntos en movimiento, registrados por nuestros dispositivos móviles.

Hoy en día, somos 79.1 millones de internautas en México y el promedio de conexión a internet es de 8 horas, de las cuales, el 40% lo pasamos en redes sociales.*

Conocemos gente y lugares, trabajamos y hasta nos enamoramos a través de las redes sociales.  De ellas, Facebook se mantiene como la red social líder, misma que así como nosotros, ha tenido que ir evolucionando y adaptándose a las necesidades del medio.

No es casualidad que tenga un complejo desarrollo que se adecúe a cada una de las actividades de los usuarios, desde emojis que muestran la reacción a los contenidos de otras personas, hasta las estadísticas que puedes obtener de una página, una herramienta poderosa que revolucionó también la forma de comunicar de las marcas y negocios. Pero, ¿cuál fue el hilo negro de todo este desarrollo?

La profesora y ex-decana de la Universidad de Amsterdam, Johanna Van Dijck, en su libro "The Culture of Connectivity: A Critical History of Social Media", establece  que fue a partir de la conversión de la popularidad en un bien que puede comprarse y venderse: cuántos “me gusta”, el número de seguidores, número de visitas, etc. De esta manera, nuestras emociones, pensamientos y relaciones también quedan registrados gracias al movimiento de nuestra atención cuando navegamos en Internet.

¿Qué no ha cambiado? La necesidad de evolucionar y adaptarse a las circunstancias. La era digital revolucionó dentro y fuera de la red: educativa, laboral y emocionalmente. Educativamente con la implementación de las tecnologías digitales en las aulas, los campus virtuales en la educación superior y el proceso enseñanza-aprendizaje exclusivamente en entornos virtuales. Laboralmente desde subir un currículo a la red hasta incrementar las ventas con las herramientas y publicidad digital.

Aún con todo esto, no hay razón alguna para pensar que estas plataformas no pueden ser reemplazadas en el futuro y que seguirán siendo un referente en la historia de la humanidad, cuyos modelos serán también heredados y refinados por nuevos medios.

*Asociación de Internet MX, mayo de 2018

Secretario de la Juventud

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