El Plan de Paz y Seguridad 2018-2024 propuesto por el Lic. López Obrador, me parece, nació fallido. Desde mi perspectiva dicho plan no proporcionará paz ni tampoco seguridad a las y los mexicanos, sino todo lo contrario.

El Plan, en su quinto punto, que se refiere a “Reformular el combate a las drogas” contiene una serie de aseveraciones en mi opinión erradas. Aseveraciones que denotan un deseo de traer paz y seguridad pero que, finalmente, llevarán a mayores índices delictivos y al incremento de las otras caras de la violencia que conlleva el consumo de drogas. Aseveraciones que desgraciadamente no encuentran sustento en la realidad de las calles y colonias de prácticamente todo el país. Por lo anterior las propuestas del Plan, en caso de no ser corregidas, serán contraproducentes.

Me parece que el Plan, desde su enfoque está equivocado, el tema no debe ser combatir las drogas sino el de prevenir y disminuir las adicciones. Pareciera que la diferencia de los términos es nimia; sin embargo, implica una visión, y, por lo tanto, una estrategia distinta. La disminución de las adicciones reclama un esfuerzo real y contundente en la prevención del consumo y éste debe iniciar desde el hogar. La disminución también nos obliga a tratar a todos aquellos consumidores de tal forma que quieran y puedan terminar con su consumo. Desde luego, la disminución de las adicciones requiere también de un combate frontal y decidido a la oferta y promoción de las drogas. En suma, la disminución de las adicciones requiere de cerrar la pinza cuyos brazos son: la disminución de la demanda y el abatimiento de la oferta de drogas.

Es indispensable tener presente que un gran número de expertos en temas de seguridad, entre ellos Alejandro Hope (columnista de EL UNIVERSAL), coinciden en que la legalización de la marihuana no implicará la desaparición de los grupos criminales ni la violencia que estos generan al enfrentarse entre sí, la prueba de ello está en la abolición de la ley seca en EU., cuando se legalizó la producción, comercialización y consumo de bebidas alcohólicas los grupos criminales no desaparecieron. Aunado a ello tendremos que, dado que el número de consumidores crecerá y también crecerá el número de delitos en que incurren los usuarios de drogas para hacerse del dinero para la compra de droga legal o ilegal (en Querétaro siete de diez delitos como robo a casa habitación y asaltos son cometidos por usuarios de drogas). Esto último está demostrado mediante lo ocurrido en todos los países que han “flexibilizado” sus políticas públicas para con las drogas, particularmente para con la marihuana. Tal es el caso de el estado de Colorado en los EU, Uruguay y Holanda. En los tres lugares los problemas que se pretendieron resolver permanecieron y hasta crecieron, además les surgieron problemas nuevos. Tampoco perdamos de vista lo que hoy ocurre en nuestro país; el número de consumidores y, por tanto, el consumo de drogas legales y sus consecuencias son, por mucho, mayores al volumen y consecuencias de las drogas ilegales. Legalizar más drogas solo hará que el número de consumidores crezca y, con ello, que los problemas crezcan.

Fuente de los Deseos. Ojalá los mexicanos sepamos exigir al próximo gobierno federal mayor cautela y un mayor análisis de cómo se producen, comercializan y consumen las drogas en nuestro país. Ojalá se deje de pensar que la solución es la de modificar el combate a las drogas y no el de prevenir y disminuir las adicciones.

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