Ya están llegando a su fin las conmemoraciones del 68. El hecho de que, a propuesta del Partido del Trabajo se inscribiera en el balcón de la sala de sesiones de la Cámara de Senadores una placa en letras doradas con la leyenda “Movimiento estudiantil del 68”, significa lo que ya apuntaban los análisis tempranos del Movimiento: una derrota militar (a cuenta de la represión), pero una, esta vez refrendada, victoria moral. A nombre del Movimiento se invitó a Félix Hernández Gamundi, quien asistió por el Comité 68, organismo que presidió hasta su fallecimiento Raúl Álvarez Garín.

Los contingentes eran en su mayoría estudiantiles, pero las demandas eran políticas. He escuchado incluso a los del Comité 68 decir que eran demandas pequeñas, no lo creo, arrancar al gobierno sus presos políticos por lo general sólo se alcanza con una revolución. Y eso se consiguió en el sexenio ulterior.

Se ha dicho que era un movimiento por libertades democráticas. No lo excluyo, pero la orientación era socialista. Los principales dirigentes lo eran, ahí estaban las huestes de Oribe de Alba que eran maoístas; las de Revueltas, troskistas; las de Raúl Álvarez Garín que eran leninistas.

Politizó a cientos de miles y nos dejó ver el auténtico rostro del Estado. El diálogo público que el gobierno nunca aceptó mostró una generación que no se vendió y que pagó con cárcel y muchos con su vida su coherencia política.

¿Qué nos dejó? Súmele usted. Se crearon sindicatos en las universidades, se crean las prepas populares como Mártires de Tlatelolco. El siguiente sexenio se conoció como el de la insurgencia sindical, en el campo se dieron “tomas de tierras” en todos los estados de la República apareció la guerrilla rural como la Revolución Pobrista de Lucio Cabañas en 1972, la guerrilla urbana fundamentalmente estudiantil. El movimiento urbano popular creó, entre otras, la Colonia Rubén Jaramillo (una crónica inolvidable de Elena Poniatowska lo constata) o la que se llama Dos de Octubre. El Pueblo de Topilejo se considera parte del Movimiento de 68.

Todos los partidos políticos posteriores tienen militantes del 68, baste mencionar el PMT con Vallejo, Heberto Castillo y Gustavo Gordillo, entre otros. Surgen los Colegios de Ciencias y Humanidades, las aulas se democratizan, pero sobre todo, los maestros no cuentan los libros, los alumnos los leen directamente.

Se dice que hay más de 200 libros dedicados al 68, sólo voy a mencionar tres: La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska; La estela de Tlatelolco de Raúl Álvarez Garín y La crónica de La manifestación del silencio de Carlos Monsiváis. Un escritor brilla sobre todos, por su vida, pero sobre todo por su obra: José Revueltas.

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