La multiculturalidad en las aulas, las nuevas tecnologías, la virtualidad y crecimiento vertiginoso de una sociedad global crea en las y los estudiantes nuevas demandas educativas. En esta nueva forma de aprendizaje del siglo XXI, las y los alumnos deben formar parte propiciando los espacios del autoconocimiento; y los  profesores no deben ser simples transmisores de contenidos, sino facilitadores de la comprensión del entorno de conocimiento en el aula. Es así que las y los  profesores deben fungir como “conductores de alumnos”,  en lugar de “transmisores de contenidos”.

En este contexto, las características de la sociedad de la información hacen que la necesidad de innovar sea una realidad para lograr un nuevo modelo de escuela. La innovación educativa, por su parte, se debe entender como un conjunto de ideas, procesos y estrategias sistematizadas mediante las cuales se producen cambios en las prácticas educativas y de enseñanza.

Esto supone un gran reto en sí mismo: el entendimiento entre la innovación y la no innovación, -ojo: hacer las cosas distintas en un entendimiento de novedad no es parte de este proceso-. Debemos enfocarnos en crear nuevos y mejores resultados y entender los componentes de esta práctica, uno objetivo y otro más subjetivo.

Cuando hablamos de la innovación educativa en su componente objetivo nos referimos a las prácticas educativas que se pretenden mejorar y transformar; y, con respecto del componente subjetivo, a la aplicación de las representaciones y teorías de las nuevas formas de enseñanza.

La meta de toda innovación educativa debe ser la mejora de la calidad educativa; de lo contrario, no podemos hablar de innovación.

Ahora bien, esto nos supone retos muy claros: Fomentar o, en su caso, recuperar el prestigio de las y los docentes; fortalecer la confianza institucional y combinar para las y los estudiantes y cuerpos académicos la educación emocional; el aprender a ser; el aprendizaje significativo y el enfoque humanista de la enseñanza. Asumiendo estos retos podemos comenzar el camino de la innovación de la educación superior en el estado tomando como base los logros -muy destacados en Querétaro- que hasta ahora han formado el sistema robusto que tenemos.

Para lograr la meta propuesta, hay que romper como parte de la innovación educativa el tabú de que las escuelas destruyen la creatividad de las y los estudiantes y girar hacia un entorno de homogeneidad educativa que dote a todas y a todos de las mismas oportunidades.

Según Richard Gerver, el reto educativo lo podemos resumir en una sola fórmula: que todas las personas sepan que pueden ocupar un lugar positivo y constructivo en el mundo y que pueden volver ciudadanos activos para desarrollar el futuro. Así que entender la innovación educativa no sólo es una teoría metodológica de enseñanza, es una política pública de estado e institucional en Querétaro que nos lleva al siguiente nivel.

Aprovecho este espacio para felicitar a los 526 nuevos profesionistas egresados de la Universidad Politécnica de Querétaro, quienes hoy culminan sus estudios y son titulados. ¡Enhorabuena, Cardenales, vuelen alto!

@CarlosCacl

carlos.contreras@upq.mx

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