La Formación Dual en el Estado de Querétaro representa una gran oportunidad para las y los estudiantes de las universidades públicas de la entidad, mediante el cual se pueden incrementar y pulir distintas habilidades y competencias como camino hacia la integración al sector laboral.

Sin embargo, a pesar de la bonanza del modelo en sí, esto representa un reto institucional respecto de la realización profesional de las personas; me explico: mediante la formación dual, los estudiantes de los niveles educativos medio y superior pueden realizar distintas estancias y estadías en empresas relacionadas con el nivel y área de conocimiento y especialización que se encuentren cursando, de esa manera, se asegura la posibilidad de poner en práctica el conocimiento y aseguran un entorno de aprendizaje presencial que redunde en un aprendizaje significativo —hasta aquí vamos bien—, todo ello en pro de la pertinencia educativa.

Entonces, tenemos que la formación dual es un proceso de aprendizaje que mezcla las necesidades de la industria con la aplicación del conocimiento técnico-científico en pro de generar mano de obra especializada en distintos ámbitos empresariales; y es ahí donde debemos hacer frente a uno de los retos: el riesgo del utilitarismo económico.

Según Nuccio Ordine, filósofo italiano, el utilitarismo económico es fruto de los sistemas neoliberales, mediante el cual el conocimiento prominente es aquel cuya función puede ponerse en práctica en la industria misma y mediante él se generan beneficios económicos. ¿Qué tiene eso de malo? Desde un punto de vista pragmático y económico, nada; por el contrario, estamos poniendo en práctica el más fuerte de los puntos de la educación tecnológica y politécnica: la pertinencia educativa. Sin embargo, existe el riesgo de deshumanizar el conocimiento y convertirlo en sólo un motor económico, pues en la pertinencia —esa relación necesidad industrial de conocimiento–enseñanza—, ¿dónde quedan las artes, la filosofía y el deber ser? Ámbitos que producen beneficios sociales —que si bien reditúan en rentas económicas— no lo hacen al mediano plazo como lo haría un egresado de mecatrónica capaz de revolucionar la industria robótica.

Es ahí donde debe converger el sentido social de humanizar el conocimiento por el propio gusto de generar conocimiento, sin importar las posibilidades de crecimiento económico, y mediante el cual podemos desarrollar a la persona en sus múltiples dimensiones, no solamente el del incremento de la rentabilidad de las ganancias, sino uno de mucho mayor valor, la realización personal de los humanos.

De tal manera que es de vital importancia entender que el modelo de formación dual debe de ser un motor de desarrollo de conocimiento y crecimiento económico empresarial y social, en el cual, además se priorice la felicidad y realización material, espiritual y social de las personas.

Si bien resulta un postulado deontológico y hasta un tanto utópico, más cierto es que esa debe ser la aspiración de todas las instituciones educativas.

carlos.contreras@upq.mx
@CarlosCacl

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