En días anteriores, la Universidad Politécnica de Querétaro (UPQ) y la Universidad Aeronáutica en Querétaro (UNAQ) se reunieron con la Escuela de Tecnología Superior (ETS, por sus siglas en francés) y con la empresa BPR en su iniciativa “Campus BRP” en Canadá, esto para abrir espacios de participación y generar estancias internacionales de investigación y desarrollo de tecnología. Los esfuerzos que hacen algunas universidades por vincularse con universidades y empresas de otros países y abrir espacios de desarrollo a sus estudiantes son doblemente valiosos si tomamos en cuenta que en nuestro país el desarrollo de ciencia y tecnología es ínfimo.
En un informe de 2019, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) comentó que México está entre los peores tres lugares que invierten en investigación, pues destina solamente el 0.4% del PIB. Nuestro país cuenta con menos de 200 investigadores por millón de habitantes. Sobra decir que esto genera que el desarrollo de ciencia y tecnología sea efímero, y por poco, casi inexistente.
No es de extrañarnos entonces que, en temas de desarrollo de ciencia y tecnología, sucedan dos derroteros para nuestro desarrollo: por un lado, al no generar tecnología en nuestro país, tenemos que importarla de otros en donde sí se genere, y por otro, quienes se dedican a estas encomiendas tengan que irse del país a desarrollar su talento. El no tener tecnología propia y que los investigadores se vayan de nuestro país, ponen a México en franca desventaja con respecto a otros países con altos niveles de investigación, son estos últimos los que marcan el parangón de lo que se debe investigar y con qué lineamientos.
Para enmendar, de alguna manera, esta deficiencia, investigadores interesados en su labor tienen que buscar con ahínco, convocatorias para investigar y obtener recursos, ya sea federales, estatales, nacionales o internacionales, pero no es suficiente y la oferta de convocatorias no iguala la demanda de interesados.
El contexto no es halagador para aquellos que dedican sus esfuerzos en investigar y en desarrollar tecnología en nuestro país. Sin embargo, en México existe mucho talento, hay estudiantes y profesores no solo interesados, sino entusiasmados en desarrollar tecnología, nuestros estudiantes son reconocidos por sus capacidades en todo el mundo, se ganan premios y campeonatos mundiales en temas de desarrollo tecnológico y en creación de investigaciones, pero no hay cabida para desarrollarlos como se necesita porque el presupuesto es insuficiente.
Con este panorama, y tomando en cuenta lo apremiante del tema, los esfuerzos que realizan las instituciones de educación superior y media superior para abrir espacios con instituciones de otros países son fundamentales y pueden determinar el futuro de un posible investigador o investigadora.