Esto es antiguo, pero siempre es nuevo… muchos llegan aquí [al puesto] y recuerdan cuando eran niños, y qué bueno que les haga recordar su niñez, dice con una sonrisa en los labios, Sofía Morales Moreno, quien vende juguetes tradicionales en el tianguis de Reyes Magos en el mercado de La Cruz, donde su mercancía, como máquinas para hacer tortillas, ollitas de peltre, cubiertos, y tazas, entre otros productos, compite con drones y autos a control remoto.

El día para que los Reyes Magos visiten a los niños queretanos está cada vez más cerca. Por ello, en el estacionamiento del mercado de La Cruz los comerciantes de juguetes están listos para recibir la visita de Melchor, Gaspar y Baltasar.

El puesto de Sonia destaca por el colorido y tradición que en el están representados. Ollas del peltre con su tradicional color azul, molinillos de madera, cucharas volteadoras con mango de madera, exprimidores, tacitas, juegos de ollas de latón, matamoscas miniatura, manos para soplarle al bracero, entre otros artículos tradicionales de los hogares mexicanos se pueden encontrar ahí, para las niñas de la casa y ¿por qué no?, para los niños.

Sofía dice que lleva tiempo vendiendo juguetes en el tianguis de Reyes de La Cruz, aunque con esta mercancía tiene alrededor de seis años. Señala que siempre ha trabajado y vendido los juguetes, todos mexicanos, pues no hay un sólo producto que sea hecho en China o en otro país, es mercancía 100% nacional.

“Tenemos diferentes lugares para surtirnos. No es uno solo, porque traemos de un lado, traemos de otro, surtimos de Celaya [Guanajuato], Toluca [Estado de México] y de la Ciudad de México. Mi hijo es quien me ayuda, le digo que hay que meter [vender] algo que los demás no metan, para que también sea el gancho para atraer clientes”, indica.

Sobre las ventas de estos juguetes mexicanos, señala que “en otros años para estos días casi estamos rematando [la mercancía], pero ahorita está un poquito calmadito pero ahí vamos. Somos muchos los que estamos aquí. Se dice fácil, pero entre más tiempo pasa hay más comerciantes y el dinero se divide”, indica.

Explica que muchos de sus compañeros la cuestionan por qué venden esa mercancía, a lo que responde que si los Reyes Magos no la llevan, la pueden ofrecer el resto del año a otros clientes, saliendo poco a poco en el transcurso del año, ya que desgraciadamente no tienen dinero para invertir en la compra de la mercancía y esperar un año para venderla.

Pese a los comentarios que le hacen sobre su mercancía, que parece antigua o no acorde con los tiempos que se viven actualmente, comenta que su mercancía puede parecer antigua, pero siempre es nueva, porque los artículos para la cocina siempre existirán y se usarán, así como los niños que siempre existirán y jugarán con ellos, “ni modo que los niños no van a crecer y no van a ocupar esto”.

También llegan muchos jóvenes que se sorprenden con la belleza de los juguetes tradicionales de Sofía, a pesar de los juegos modernos o aparatos como los drones o tabletas. “Yo no estoy contra nada, cada quien, todos crecimos en épocas diferentes y todos tenemos mentalidades diferentes. Yo empecé con este negocio y me gustó y veo que si jala, pues vamos a seguirle”, puntualiza la vendedora.

El otro lado de la moneda

A unos metros del puesto de Sofía se encuentra el de Héctor Eduardo Galván García, que vende drones. Por segundo año consecutivo el puesto que atiende el joven ofrece estos aparatos, que dice, se han convertido en unos de los favoritos de los niños para pedirles a los Reyes Magos.

Los aparatos que vende tienen cámara, pila recargable y una memoria, además de que se pueden controlar con el teléfono celular, a través de Wifi, mientras que otros más pequeños se pueden controlar de manera tradicional, siendo destinado para los niños más chicos, con el propósito de que aprendan a controlar mejor el dron.

Asimismo, vende autos a control remoto y pistolas de aire que disparan bolitas de gel, pero el fuerte de su puesto son los drones.

“Hace tiempo también los vendí [los drones], era lo que estaba de moda, lo que les gusta a los chavos. Sí, sí se venden los drones, también las pistolas de gel, se venden muy bien”, abunda.

Los drones van desde unos que no superan los 30 centímetros, hasta otros de casi 50, cuyos precios van de los mil 200 pesos a tres mil 500, en el caso de los más equipados y grandes. Agrega que el año pasado fue muy bueno, pues el puesto estaba más lleno y le sobraron apenas unos 10 drones. Actualmente el puesto tiene alrededor de 50 aparatos que esperan a ser adquiridos por los Reyes Magos.

Héctor es muy joven, y uno de sus propósitos de Año Nuevo es continuar con sus estudios, que tuvo que dejar por trabajar.

Ya no es como antes

Carmen González es, como se define ella misma, comerciante de juguetes y navideños desde hace 20 años en La Cruz. Señala que las ventas en este tianguis de juguetes son bajas de inicio, siendo más bajas que el año pasado.

“Creo que cada año va declinando más. Viene poca gente, preguntan y se van. También uno de los problemas es que casi no hay estacionamiento, yo digo que esa puede ser una de las causas por las que se aleje la clientela”, indica.

Apunta que la idea de vender en este tianguis fue de su esposo, ya que en ese lugar sólo se instalaban quienes vendían nacimientos, pero se animaron a vender, hasta el 24 de diciembre, series navideñas y posteriormente juguetes.

El resto de año Carmen atiende el negocio que tiene junto con su esposo en San Francisquito, sólo en diciembre se dedican a vender en La Cruz, abriendo a las 10:00 y cerrando a las 23:00 o a medianoche.

Sus expectativas para este año son terminar los juguetes, para poder destinar las ganancias a otros proyectos que tienen, aunque comenta que la competencia con las tiendas departamentales y de autoservicio es complicada, puesto que en esos locales desde septiembre ponen a la venta los artículos navideños, y cuando terminan con esa mercancía arrancan la venta de juguetes, cuando ellos en el tianguis apenas se están instalando.

Pese a ello, Carmen confía en que los Reyes Magos sean generosos este año y acudan a La Cruz, a su tradicional tianguis, donde los sueños se cumplen y se mezcla la modernidad con lo típico.

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