Pasa del mediodía del sábado 1 de octubre, es el último día de la Jornada Nacional de Vacunación Antirrábica Canina y Felina y el módulo de atención de La Cañada, en el municipio de El Marqués, transita relativamente tranquilo, no hay fila de humanos y lomitos, pero cada cinco o 10 minutos llega un nuevo can por su vacuna.

Alrededor de las 11:30 arribó José Francisco de León con Bruno y Venom, perros que adoptaron de una escuela de adiestramiento que pasaba por problemas económicos y ya no podía mantener a los canes; así, la familia de Francisco decidió acogerlos y hoy se acercan al módulo de vacunación por su dosis antirrábica, pues aseguran que para ellos, los dos peludos son parte de su familia y procurar su salud es indispensable.

Paco es un joven de menos de 20 años de edad y comenta que desde que tiene uso de razón ha habido un perro en su vida y, aunque hubo una época en la que dejaron de tener un lomito en la casa, recuerda esa temporada como que “la vida era un poco más vacía sin ellos”.

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“Los perritos para nosotros forman parte de nuestra vida, nos ayudan mucho en el hogar hasta como terapia, porque queriendo o no, desestresan, son compañeros muy fieles (...) y para las personas que gustan de los perros, hay que ser muy conscientes de que deben tener buena salud, tanto para que ellos sean felices, como para nosotros estar tranquilos”, comenta a EL UNIVERSAL Querétaro.

Apenas pasan unos minutos desde que Bruno y Venom se retiraron, cuando llegan Max y Chiquis, dos peluditos de tres años de edad, que fueron llevados por sus humanos a vacunar, una práctica que realizan desde que son bebés.

“Procuramos tenerlos vacunados y cuidados porque no queremos que se enfermen, los llevamos al veterinario por cualquier cosita y ahorita que nos enteramos de la vacuna, los trajimos, son parte de nuestra familia”, afirma su dueña.

A los pocos minutos llegó la familia Rodríguez a bordo de una camioneta tipo pick up donde en la caja va la familia completa con sus tres lomitos, a quienes bajan de prisa por su vacuna, los cargan y se las aplican, para nuevamente subirlos a la camioneta y emprender el regreso a casa.

En ese momento llegan otras cuatro o cinco personas más, mientras otros autos se estacionan afuera del centro de salud, esperando que se desahogue un poco para bajar a su mascota, pues todos procuran también darle su espacio al perrito en turno para evitar que haya alguna situación de pelea, aunque, en general, llegan perritos muy tranquilos y apacibles.

Hay casos donde el mismo dueño les comenta a los doctores que mejor apliquen la vacuna a través de la reja para evitar que el perrito muerda, lo que no detiene a los médicos para aplicarle su dosis a los lomitos, se ajustan a todas las situaciones para que ningún perro se quede sin vacunar.

Este sábado, el módulo abrió sus puertas desde las 8 de la mañana y hasta las 2 de la tarde, periodo en el que se atendieron a cerca de un centenar de perritos que llegaron por su vacunas a este módulo de atención, aunque también hubo algunas personas que llegaron a solicitar la vacuna para ellos aplicarla en casa, lo que también se permitió, pues existen casos donde el lomito es agresivo y para evitar que lastime a alguien, la familia se hace cargo de la vacunarlo.

“Se les proporciona porque, por ejemplo, hay personas que dicen: no quiere venir, por la situación del perrito y, de que se quede sin vacuna, a que se vacune, ellos se comprometen a hacerlo en el momento y se les proporciona la vacuna”, explica la doctora Martha Martínez Lara, una de las médicas a cargo del módulo.

Señala que todos los días se registró una gran afluencia por parte de los marquesinos que acudieron a vacunar a sus mascotas en este módulo de La Cañada, donde diariamente arribaron entre 80 y 100 personas con sus animalitos, pese a que el horario de atención era reducido.

Yanik Mondragón Arce, médico base de este centro de salud, comenta que esta campaña ha demostrado que cada vez es mayor la conciencia por parte de la ciudadanía de mantener a sus mascotas sanas y vacunadas.

“Hoy, por ejemplo, han venido perros que ya están grandes y que es la primera vez que los han vacunado, porque te dicen: es que yo no sabía, pero ahorita ha habido un poquito más de información y quiero vacunarlos para evitar riesgos”, detalla.

Paula Calderón es estudiante de la licenciatura en Veterinaria en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), y se inscribió como voluntaria en esta campaña de vacunación, y comenta que el domingo pasado, cuando inició la campaña, ella estuvo asignada al módulo de vacunación en la comunidad de Jofrito, en la delegación Santa Rosa Jáuregui, en la capital del estado, donde ese mismo día se terminaron las vacunas asignadas ante la gran afluencia de personas que llegaron a vacunar.

De igual manera, destaca que esta vacuna debe de aplicarse cada seis meses o máximo cada año y protege a las mascotas de la fauna silvestre, como ratas o ardillas.

Paula pone como ejemplo el caso de las mascotas que tienen su alimento y agua en el patio y es posible que alguno de estos animales silvestres llegue a tomar o comer y pueda contagiarlos de alguna enfermedad, entre ellas, la rabia.

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