Querétaro, Qro.

El rescate de la perrita Kika, realizado por policías municipales de Querétaro, se hizo viral y traspasó todas las fronteras a través del internet y las redes sociales. El emotivo video en el que el policía Enrique Mejía se acerca hasta el animal agotado y hambriento tocó las fibras de cientos de personas.

De inmediato surgieron múltiples interesados en adoptar a la pastor australiana, bautizada como Kika, en honor a su rescatista, a quien también llaman Kike.

En el momento del rescate, Kika fue valorada por médicos veterinarios, concluyendo que fue abandonada en el dren, luego de que fue utilizada para crianza durante toda su vida; en ese momento calcularon que tenía nueve años, posteriormente se dieron cuenta de que tenía ya 12 años.

Semanas después al rescate, Kika fue resguardada por el policía Enrique, quien le permitió vivir en su casa durante tres semanas, junto con los demás perros que también vivían con él. Durante ese tiempo y con la ayuda de Margarita, de la asociación Mundogs, se encargaron de encontrar al adoptante perfecto; así fue como decidieron que viviría con una familia encargada de administrar un rancho, que también fungía como pensión de caballos.

El escenario parecía perfecto, Kika tendría espacio para correr, podría descansar y pastorear según los instintos de su raza, y tendría el amor de una familia que la recibió con abrazos y besos.

Pero el amor no duró para siempre

Siete meses después de entregar a Kika con su nueva familia, ni Enrique ni Magy tenían noticias de la perrita y decidieron hacer una visita sorpresa. Así fue que Enrique notó con tristeza que la perrita estaba deprimida y descuidada.

“Estaba muy triste, ella pasó junto a mí y ni siquiera me volteó a ver. Estaba muy flaca, su pelo opaco porque no se alimentaba bien, tenía heridas en sus orejas que posiblemente serían de mordidas de otro perro, tenía infección en sus ojos, estaba muy mal”, confesó.

Sin pensarlo, Enrique tomó a la perrita y la llevó de regreso a vivir con él. Tuvieron que realizar múltiples visitas al veterinario, donde curaron las heridas de sus orejas, administraron vitaminas y lograron que el animal subiera de peso.

La primera intención después de ver cómo Kika se recuperaba fue buscar un nuevo adoptante, porque los interesados eran muchos, pero Enrique ya no quiso correr el riesgo y decidió quedarse con ella.

“Yo platiqué la situación de la perrita con Magy, de Mundogs, y pensábamos en buscarle otra familia, pero yo dije: ‘Kika siempre ha tenido una familia, esa familia soy yo’. Pensamos en traerla a este rancho porque pensamos que iba a tener mejores condiciones, pero si no es así, ella puede volver a mi casa, sin ningún problema.

“La familia que tenía a Kika también tenía a otro perro y Kika anda suelta por el rancho, nunca la vimos amarrada, pero la perrita estaba muy mal, la familia dice que notaron que estaba triste, pero nunca nos dijeron nada ni hicieron nada para tratar de arreglar la situación, entonces por eso mejor decidimos traerla de regreso a nuestra casa”, narró.

Enique Mejía se dice consciente de que Kika es un perro adulto y con enfermedades en el corazón, también con traumas por su vida pasada en donde sólo la utilizaban para crianza; sin embargo, está orgulloso de lo que hizo en mayo pasado, mes en el que conoció a Kika y pudo rescatarla.

“Kika tiene 12 años es una perrita viejita, tiene un soplo en su corazón y poco a poco se va recuperando también de eso, no sé cuantos años más vaya a vivir Kika, pero quiero que esos años, los que sean, los viva bien, en una familia que la quiere. Mi esposa fue la primera que me dijo que la trajera de regreso, en nuestra familia queremos muchos a los animales, tenemos a varios perritos en casa”, comenta.

Hace unas semanas Enrique realizó un viaje familiar a Guadalajara y por supuesto viajó con Kika, y cuenta con orgullo que incluso en esa ciudad la gente se detenía para saludar a la rescatada pues conocían su historia.

“Algunas personas me preguntaban, ¿es la perrita del video?, y se detenían a acariciarla a tomarse fotos con ella”.

Urgen adopciones responsables

Por su parte, Magy, de la asociación restatista de animales Mundogs —y que apoyó en el proceso de adopción de la perrita Kika—, hizo un llamado a la sociedad para que sean responsables con las adopciones de animales, insiste en que no es un juego, sino un compromiso de al menos 10 o 15 años.

También reiteró la importancia de que las asociaciones y rescatistas den seguimiento a las adopciones realizadas, pues no se trata únicamente de entregar al perrito con la nueva familia, sino que se debe garantizar su seguridad.

“Nosotros siempre realizamos un proceso de seguimiento, pedimos a las familias que nos manden fotos y videos de cómo van los animales que damos en adopción, pero cuando alguien no nos manda nada, como fue el caso de Kika, nosotros hicimos esta visita sorpresa y nos dimos cuenta de las pésimas condiciones en las que estaba. Afortunadamente volvió con su rescatista y ahora sí será feliz”.

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