El matrimonio conformado por María Guadalupe Suárez Vargas y Édgar Reyes Escalante se dispone a cortar el pelo y bañar a un Schnauzer. El perro se mueve inquieto. “Ha sido maltratado cuando le han hecho corte”, dice el hombre. Por eso, la pareja da este servicio a domicilio, creando un ambiente que tranquilice a las mascotas cuando reciben el cuidado. Fue la opción que encontraron tras cerrar el negocio que tenían previo a la pandemia.

“Antes de la pandemia teníamos un negocio fijo, pero no pudimos continuar. Nació la idea de hacer el servicio a domicilio con esta nueva realidad, con esta pandemia, que ya la gente no podía salir. Se encerraron en sus casas, hasta las mascotas. No había quien les cortara el pelo, las uñas, les limpiara los oídos. No había quién les brindara este servicio. Optamos por hacer esto de manera móvil”, cuenta.

En la batea de una pequeña pick up, el matrimonio tiene todo lo necesario para brindar el servicio de corte de pelo y baño a mascotas. Ellos van hasta los domicilios de los clientes.

La mesa de corte es también, con un rápido movimiento, la tina de baño. El pequeño Schnauzer sigue inquieto. Édgar lo sujeta, lo abraza para que relaje y no sienta temor ante la experiencia. Mientras, Guadalupe toma la rasuradora y la pasa de manera delicada sobre el canino, quien trata de escapar, pero el abrazo firme y cariñoso de Édgar lo calma.

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Brindar este tipo de servicio no es sencillo, pues se tiene que pasar por un curso de certificación, donde se recibe capacitación en estilismo canino básico y avanzado; después corte a razas, son más de 40.

La capacitación es constante para manejar mascotas “especiales”, como las nerviosas o las de edad avanzada.

Édgar explica que optaron por este servicio, también, a raíz de que en casa tenían dos perros que siempre llegaban maltratados de la estética. “Yo soy abogado, pero me enamoré de esto y dejé mi profesión, nos dedicamos al 100% a esto”, comenta.

Él ayuda a Guadalupe, quien batalla un poco para contener al perro que sigue inquieto ante el ruido de la rasuradora.

“Cuando iniciamos lo hicimos como estilistas caninos comerciales, que es lo que más hay. También hacemos estética para shows, pero es muy poco. Cuando empezamos a trabajar el estilismo canino comercial nos dimos cuenta que está deshumanizado. Es de ‘ve, pela el perro. Si no se deja jálalo, pélalo y vámonos’.

“Mi esposa y yo entendimos que teníamos que humanizarlo. Tenemos la habilidad de hacer 10 o 12 perros diarios. Para nosotros es tardado trabajar así, bajamos nuestros servicios. Sólo hacemos cinco diarios”, dice.

Comenta que un servicio completo puede tardar hasta dos horas. El servicio, dice, ha gustado mucho a los clientes, pues el trato es más amable.

“El estilismo canino comercial ha carecido mucho de amor. Entendemos que es un negocio, de esto vivimos nosotros, pero si a esto le ponemos amor, pasión, salen buenos resultados. Se ve en que nos han buscado mucho”, agrega.

El cliente de la pareja está listo en lo referente al corte. Falta aún el baño, pues primero le cortaron las uñas.

Guadalupe levanta la mesa para dar paso a la tina para el baño. En el pequeño espacio de la batea cabe un tanque de 120 litros de agua para los baños.

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El Schnauzer está más tranquilo. Cuando siente el agua voltea a ver a la pareja, pero no se mueve de manera violenta. Se deja bañar de manera relajada.

“El trato con los perros debe de ser especial. Estamos tratando con seres vivos muy inteligentes, más perceptivos que nosotros, porque los humanos no entendemos cuando otra persona está de mal humor, hasta que los tratamos. Esa parte es la que muchos no toman en cuenta. Para hacer esto hay que estar bien de todo, emocionalmente, además de tener conocimiento.

“Muchos se dedican a esto sin tener la capacitación y estar preparados, eso ha traído problemas a este oficio que ha sido señalado de maltrato”, abunda.

Édgar dice que llegan a brindar consejos a los dueños de los perros, como alimentación, ejercicio y trato a la mascota.

La forma de trabajar de la pareja ha hecho que tengan una cartera de clientes importantes. Alrededor del 60% los contactan por recomendaciones de boca en boca.

Siempre procuran, menciona, hacer espacio para los clientes, aunque algunos llegan a esperar hasta dos semanas su cita.

Dice que hay excepciones, como cuando les llaman porque tienen un perro rescatado y requiere un corte de emergencia. Siempre le dan prioridad a mascotas en malas condiciones.

En el último año, las personas están más pendientes de sus mascotas, las ven como seres vivos, como parte de la familia.

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