La pandemia del Covid-19 llevó las actividades laborales, escuela y por supuesto la vida cultural y artística, a las pantallas de la computadora y celulares. Los eventos de música y artes escénicas, principalmente, adaptaron sus espectáculos para la proyección virtual, y lo que al principio parecía atractivo y novedoso, con más de nueve meses en confinamiento, la actividad virtual resulta cansada para el público y agobiante para los artistas, pues no genera los suficientes recursos para su manutención.

La Mirruña Teatro, que dirige Jessica Zermeño, comenzó a realizar teatro virtual inspirado en la iniciativa “Te estoy llamando a ti”, proyecto de Mariana Hartasánchez. A través de videollamadas empezaron a presentar monólogos, por una cooperación de 100 pesos. Al principio tuvieron buena aceptación, pero con el tiempo ha bajado el interés.

“No hemos tenido una buena respuesta, creo que al inicio de la pandemia la gente nos apoyó un poco más, nosotros comenzamos con una iniciativa que empezó Mariana Hartasánchez, que era hacer teatro en vivo por medio de una videollamada, en ese momento fue una solución, pero no ayudó de manera significativa el teatro, a nosotros como espacio no nos estaba ayudando, y utilizamos todas las plataformas y redes de La Mirruña, pero era más que nada para darle apoyo a nuestros artistas. Ya vamos para nueve meses y la gente ve el formato digital y no es la misma manera de disfrutar el teatro en vivo, no es lo ideal y eso ha mermado mucho la participación”, explica Jessica.

El público, que también atiende sus actividades de trabajo y escuela desde lo virtual, busca de algo presencial para entretenerse.

“Hay un hartazgo de estar trabajando en casa, las clases en lo virtual y todo lo recreativo en lo virtual, la gente ya está cansada”.

Además el teatro local se enfrenta también con la competencia de producciones nacionales e internacionales, y con aquellas propuestas que se presentan en línea de manera gratuita.

“Estamos compitiendo con los grandes teatros, producciones por ejemplo, “Hamilton”, que de pronto suben gratis a las redes y tú para presentar tu obra debes pedir un boleto que sí tiene un costo... Pues no estamos compitiendo, y es muy difícil”.

El público que sigue sus actividades virtuales es aquel que ya conoce su trabajo presencial.

“Las redes tienen un impacto, pero no ha sido tan significativo, a la mejor hemos podido recibir visitas virtuales de otros estados, pero es gente que ya nos conocía, que nos había visto en vivo, pero no representa algo significativo en cuanto a una ganancia”, añade la directora de La Mirruña.

El que también han tenido mucha actividad virtual es El Forito 3 pesos, Christina García, directora operativa de este foro, platica que durante la pandemia han presentado de manera virtual y gratuita varias actividades, pero con la pastorela que ofertan con un costo de cooperación, no han tenido tanta respuesta.

“Lo primero que hicimos fue lanzar material que teníamos de manera gratuita, luego lo que hicimos para vender fue la “Micropastorela”, que la lanzamos el 1 de enero, pero no tuvimos una buena respuesta, económicamente no hubo tanto, con la cartelera virtual sería imposible mantener el espacio, los salarios, se ha vendido muy poquito, aunque en redes sí tenemos respuesta, nos comparten, nos dan like, cosas que nos apoyan al crecimiento en redes, pero económicamente no obtuvimos la respuesta que nos encantaría tener”, explica Christina.

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