“Como cualquier niño yo agarré el dibujo como un medio de expresión, cuando se está en la infancia uno tiene que dibujar porque faltan palabras y sobran ideas”, dice Sebastián Molina, recordando el momento en que se acercó al dibujo.

El joven de tan sólo 18 años de edad ha llamado con su obra la atención de artistas como Víctor López, quien le hizo una invitación para visitar la ciudad de Querétaro y trabajar una pieza en los talleres de La Madriguera Gráfica, como parte del proyecto de residencias artísticas que emprendió apenas en este 2021, en la Estadía Galería Víctor López.

“Llegué el domingo y estoy muy agradecido de estar aquí y recibir esta oportunidad. Admiro mucho lo que está haciendo el maestro Víctor, es un proyecto maravilloso, es muy generoso, y es un ejemplo de lo que se debe buscar como artista, no quedarse en la producción personal, sino hacer colectivos como él ya lo hizo, y emprender proyectos en donde se puedan desarrollar más personas”, dice Sebastián en entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro.

Desde muy pequeño, Sebastián se interesó en el dibujo, y tenía claro lo que buscaba, ser dibujante de cómic.

“Siempre me ha llamado el dibujo, en especial el retrato y la figura humana, y cuando incursioné en una búsqueda técnica, lo que más me gustaba dibujar era personajes de historietas, era muy fanático de todo tipo de cómic. Y ese era mi sueño. Cuando veía una imagen decía: ‘A ver, ¿cómo se construye eso?’. Hacía mi intento y mi prueba, a base de dibujar y dibujar, que no hay otra forma de mejorar en esto. Pero esa etapa del cómic se fue desvaneciendo, no quería que mi obra fuera una repetición de otros personajes o de otras historias que no eran mías, era una búsqueda más allá de la imagen, quería plasmar un mensaje, una historia mía”.

En busca de desarrollar su talento —enfocándose principalmente en el dibujo y la gráfica— llegó al taller La Imagen del Rinoceronte, aprendiendo de Humberto Valdez y Orietta Aguilar.

El proyecto que Sebastián desarrolla ahora en Querétaro, es un grabado de linóleo, la imagen es un rostro de perfil que muestra tras su cabeza un cráneo; es un trabajo en el que trata de destacar un fondo en color rojo. Por ahora, el título tentativo para la obra es “Rojo Adán”.

“Mi propuesta es buscar algo más pictórico, buscar barridos en la imagen de grabados, lo cual no es común y no es tan fácil de hacer, considerando que el grabado se construye con base en líneas, la línea es como el mayor concepto de definición, cada milímetro que tienes en una placa es una decisión, a partir de esa naturaleza del grabado quiero intentar una propuesta diferente”, detalla.

En 2020 y 2021, trabajó en la serie “Memento Mori”, con imágenes que resultan acordes a todo lo que generó la pandemia.

“Memento Mori fue un proyecto de pandemia, cuando todos estábamos en la incertidumbre de qué estaba pasando, y cuándo podíamos salir, porque se pensaba que era sólo una cuarentena, yo me dediqué a hacer esas piezas, porque necesitaba hacerlas, realmente toda mi producción va enfocada a mensajes o imágenes que yo necesito sacar, de eso va el arte, de una necesidad de decir, de trabajar y compartir”, agrega.

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