Enrique Carbajal, más conocido como Sebastián en el mundo del arte, presenta en el Museo Santiago Carbonell una escultura dedicada a Johannes Kepler, cuya figura ha sido clave no solo en el desarrollo de la ciencia, sino también en el trabajo de este escultor que ha dedicado gran parte de su vida al estudio de las matemáticas y la geometría, como centro de inspiración.

Para el artista, quien alguna vez fuese aquel joven estudiante comparado con el San Sebastián de las pinturas renacentistas —hasta por el mismísimo poeta Carlos Pellicer—, el arte y la ciencia son dos aspectos que no deben de disociarse, pues están intrínsecamente relacionados entre sí. En sus esculturas, podemos observar la referencia y el uso de modelos matemáticos y geométricos, con los que interpreta y sublima la complejidad de la naturaleza.

¿Qué te motivó a realizar una pieza en homenaje a Kepler?

Kepler fue un pensador del Renacimiento, un físico, un gran creador de esa época que descubrió, al igual Arquímedes y Platón, sus propios sólidos; entre ellos, el dodecaedro rómbico, que encuentra a partir del razonamiento sobre el cubo y una ecuación. Yo lo interpreté con ritmos, partiendo de esos sólidos para dar un movimiento abstracto que revestí de dorado para armonizarlo con la ciudad de Querétaro, su tradición y la obra del maestro (Carbonell).

¿A qué responde tu inclinación por las formas geométricas?

—Cuando llegué a estudiar escultura a San Carlos, me topé con que yo era un apasionado de la geometría y que tenía habilidad matemática. Así que, ante la falta de formación académica en estas disciplinas, me puse a estudiar por mi lado, y me metí hasta el fondo. Lo primero que revisé fue un tratado de geometría del renacimiento alemán de Alberto Durero, con el que me sumergí en la geometría euclidiana. Posteriormente exploré otras geometrías más avanzadas como la topológica, encontrando en ese mundo un medio para llegar a mi fin plástico. Desde entonces, me dedico a trasladar los modelos matemáticos a la escultura.

En ese sentido, al igual que en el Renacimiento, ¿buscas conciliar a la ciencia con el mundo del arte?

—El futuro de la humanidad se puede lograr si hay un vínculo muy cercano y fuerte, entre el arte, la ciencia y la tecnología. Cuando eso sea comprendido y entendido, vamos avanzar hacia una mejor sociedad.

¿De qué forma esta conjugación nos permite alcanzar la experiencia estética?

—Yo parto de las matemáticas. Las matemáticas están en todas partes, están en la naturaleza, y la naturaleza es lo que nos rodea. Los artistas bebemos de la naturaleza. Si el entorno son matemáticas, entonces estamos inmersos en esta ciencia que nos puede permitir comprenderlo todo.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

—Cuando era pequeño, mi madre me enseñó algo muy importante que me llevó hasta París con Pierre Cardin: ella me compartió el arte de la confección. Mi madre era lo que le dicen costurera o modista, hacía vestidos de novia y confeccionaba diferentes prendas de ropa. Hará 10 años que retomé estos aprendizajes y me dediqué a hacer y exhibir moda. Además, como arquitecto he realizado edificios muy sui géneris y pronto, dentro de unas semanas, viajaré a Siracursa para participar en una exposición muy importante titulada: Los mejores escultores del mundo.

cetn

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