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No solo una vez, sino que en dos ocasiones Querétaro fue la capital de México en momentos claves de la historia nacional cuando el país se encontraba en plena transformación.
Querétaro no solo, en su momento, fue el corazón geográfico de México, sino también su centro político y legal.
Fue en 1847 cuando durante la intervención estadounidense, en medio de la guerra con Estados Unidos, las tropas enemigas tomaron la Ciudad de México. A consecuencia de esto, el gobierno mexicano trasladó los poderes a Querétaro.
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Así que por unos meses Querétaro se convirtió en el refugio del gobierno y en el centro de la toma de decisiones.
Hubo una segunda vez y fue en plena Revolución Mexicana, cuando Venustiano Carranza eligió a Querétaro como sede del Congreso Constituyente, por lo que decretó que sería la capital provisional de la República y residencia del Poder Ejecutivo.
El 1 de Mayo de 1917, desde el Palacio Nacional de la Ciudad de Querétaro, fue promulgada la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
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En ambas ocasiones Querétaro jugó un papel sumamente importante como protagonista de México, ya que no solo prestó su tierra, sino que ofreció su historia, cultura y espíritu para ser parte de hechos importantes del país.
Todavía queda algunos testigos materiales de dichos hechos históricos como el Archivo Histórico, lugar en el que Carranza despachaba o La Casa de la Marquesa que fue la Secretaría de Relaciones Exteriores.
¿Qué significa el nombre de Querétaro, que en su momento fue la capital de México?
El nombre proviene del purépecha K’erhiretarhu (K’eri = grande, ireta = pueblo, rhu = lugar) o K’erendarhu (k’erenda = peñasco y rhu = lugar) y es importante por su simbolismo y origen.
De acuerdo con especialistas de la BBC, la palabra “Querétaro” es una castellanización del término crettaro, cuyo significado es “cañada” o “lugar de juego de pelota”, el cual hace referencia al lugar donde una cañada natura se asemejaba a una cancha para jugar con la pelota prehispánica como ulama.