POR: POLLO ROCK

@pollorockmusica

Con casi 25 años de trayectoria, Silverio —alias Su Majestad Imperial— se mantiene como un ícono de la música electrónica mexicana.

Alejado de fórmulas comerciales, Silverio ha forjado un reinado basado en irreverencia, independencia y una autenticidad que desafía las lógicas del mercado.

Silverio, el emperador de la electrónica ejidal

Su Majestad Imperial Silverio, amo del delirio escénico, ha edificado en casi 25 años un imperio que ni el paso del tiempo ni las modas pasajeras han logrado derrumbar.

Con una estética provocadora y una propuesta sonora inconfundible, el artista ha consolidado una carrera que, más allá de los circuitos tradicionales de la industria musical, se sostiene en una premisa inquebrantable: hacer exactamente lo que quiere, como quiere y cuando quiere.

“Realmente he creado mi propio nicho, y ahí es donde existo y perduraré para siempre”, afirma con seguridad.

Silverio, quien comenzó su andar musical en 2001, emergiendo de la escena alternativa con una mezcla explosiva de electrónica, humor ácido y crítica social. “No me gusta moverme hacia donde va el mercado. Estoy haciendo lo que quiero. Por eso construí mi propia infraestructura para lanzar música, shows y todo lo demás sin depender de nadie”.

Nuevas colaboraciones y el mismo desmadre

Fiel a su estilo, Silverio sigue innovando. Su más reciente sencillo, “El Porn-Star” (Electro Porno-Corrido), en colaboración con el provocador Grupo Marrano, mezcla géneros y rompe etiquetas con una narrativa sin censura sobre la fama, el cuerpo y el placer.

La canción se suma a su catálogo de irreverencia sonora y confirma que, aun después de casi un cuarto de siglo, el artista no ha perdido la capacidad de incomodar, de hacer reír y de hacer pensar, todo al mismo tiempo.

Silverio no necesita trending topics ni números inflados en plataformas para mantenerse vigente. Ha construido un legado en torno a la autenticidad y la independencia, dos valores cada vez más escasos en una industria obsesionada con la viralidad.

“Corresponder a un mercado significa vivir doblado y agachado”, sentencia. Y bajo esa filosofía ha cimentado un proyecto artístico que ha resistido modas, críticas y estructuras comerciales.

Mientras otros se pliegan a algoritmos y fórmulas repetidas, Su Majestad Imperial sigue gobernando su reino desde el margen… con corona de sudor, lentejuelas y beat estridente.

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