“La figura retórica predilecta del Estado es la metáfora”,
Luis Alberto Arellano.
Poesía y hambre en San José El Alto. Cuestionario: ¿Qué es un trueno pornográfico?; ¿cómo amaneció hoy, como un panda, cerdo o un perro?; ¿le gustan las alitas BBQ y la cerveza oscura?; ¿por qué mató a Dios en este poema?; ¿por qué menciona al libro de Daniel y al Apocalipsis?; ¿es creyente?
¿Qué me aconseja para aprender a escribir? No me gustó su libro, porque no le entendí. Si usted no pensó en el lector, entonces: ¿por qué lo escribió y por qué se lo publicaron?; ¿qué es la poesía?
Qué buenas preguntas las que me hicieron las 50 personas privadas de su libertad (ppl’s) en la biblioteca del Centro Penitenciario Varonil de San José El Alto, Qurétaro. En este lugar las paredes son blancas y las rejas grises. Las nubes son de los mismos colores y parecen estar cerca de nosotros y disolverse entre los libros. La mañana es fría pero se soporta en la piel. Los uniformes de mis lectores son también blancos al igual que mi uniforme de kínder en el Enrique Pestalozzi, a inicios de los ochentas. Nunca pensé venir a presentar mi libro de poesía Principia Mathe-Machina en un reclusorio.
La poesía como dice @Poesia_es_Bot —programado por Horacio Warpola— “es eso que está exactamente frente a tus ojos y no te das cuenta”.
¿Qué es entonces la poesía? La poesía es estar aquí, con ustedes, hablando de literatura.
Había rostros muy jóvenes y otros cerca de la vejez. El promedio de edad era similar al mío, en los cuarenta. La atmósfera de la biblioteca era liviana, de personas ávidas por aprender y tener la mente ocupada.
Claroscuros
Desde marzo, Rafael Mata Salinas, director de Educación Artística y Servicios Culturales la Secretaría de Cultura de Querétaro, tuvo la idea de llevar a los autores locales a presentar los libros que han sido publicados por el Fondo Editorial de Querétaro, que coordina Doris Nieto. Me parece que es uno de los programas más acertados de esta gestión. Y aunque me desvié un poco de tema, pero es importante decirlo, lo más equivocado ha sido cobrar por talleres en el CEART como si fuera un centro de cultura privado. Lo único que se ofrece gratuitamente a todo el público son los talleres del Seminario de Creación Literaria. Creo que la formación artística en un espacio público a cargo del Estado y debe ser gratuita.
Ir a charlar y presentar un libro es formativo, tiene orientación social y sobre todo no cuesta más que la gasolina para transportarse hasta el Centro Penitenciario. A las ppl’s se les obsequia el libro con un mes de anticipación para que lo lean. Cabe decir que no todos los autores están interesados o tienen el temple de ir hasta allá. Fui por curioso y para vivir la experiencia. Nunca había pisado la cárcel. Hay una película que me gusta mucho y está basada en un libro de Stephen King. Se llama The Shawshank Redemption, 1994. (Sueños de Libertad) con Tim Robbins y Morgan Freeman. Mis expectativas eran más cercanas a la ficción que a la realidad.
La literatura del futuro. Literatura y prisión siempre han ido de la mano. Recordemos que ahí Cervantes empezó a escribir El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha; Rustichello de Pisa, Los viajes de Marco Polo; Nicolás Maquiavelo, El príncipe; Marqués de Sade, Justine o los infortunios de la virtud. Uno nunca sabe si lo que uno escribe será perdurable. Aparte de preguntar sobre el libro, la principal inquietud de los chicos es que se les imparta un taller de escritura creativa donde pudieran aprender el oficio de escribir. Mencionaron que ya llevan tiempo pidiéndolo y hasta ahora no han tenido respuesta porque no hay presupuesto. Uno de plano dijo: “¿Acaso, tienen miedo de que escribamos?”.
Hackear al Estado
La petición de ellos es factible porque ya se ha hecho en el pasado. Entre el 2001 y el 2003, el poeta y maestro Luis Alberto Arellano (1976-2016) dio durante dos años un taller semanal de escritura creativa, en el mismo Centro Penitenciario de San José El Alto. En su ensayo “Cuerpos dolientes y Poesía”, que aparece en el libro Fotogramas del Ocio Clase B (Ed. Calygramma, 2013), reflexiona sobre el cómo llevar la poesía a una práctica más allá de la hoja en blanco. Propone realizarla a través de la defensa de los derechos humanos como un contrapoder al Estado. Las ppl’s también tienen el derecho humano a la cultura. El maestro contó con el apoyo económico del Estado para solventar el traslado y el tiempo dedicado al taller.
Elipsis
El tiempo se me pasó rápido. Desayuné unas barritas y un café. No quise que me dieran ganas de ir al baño estando allá. Aunque siempre estuvimos protegidos por los custodios, sería incómodo salir, ir al baño y volver. Nos hubiéramos quedado toda la mañana contestando preguntas, pero faltaba el tiempo para firmarles mi libro. Estrechar sus manos, compartir mi tiempo y dedicarles unas palabras me hizo sentir pleno como autor. Nunca me habían preguntado tanto sobre mi trabajo. Eso se agradece. Los chicos tienen la curiosidad de un niño de kínder.
Negro y blanco. Al otro día fui a desayunar unos tacos de barbacoa y comenté mi experiencia con un amigo que es abogado. Le comenté que el sentimiento que me quedó fue que algunas de las personas que están ahí se ven de origen humilde, y quizá lo único que no tuvieron fue el dinero para defenderse. “No, no te dejes engañar si están ahí es porque la están pagando, algo hicieron y ya fueron sentenciados a cumplir una condena”. La idea de los talleres literarios le pareció buena, deben tener la mente ocupada. También me comentó que gastar en ellos es como “echarle dinero bueno al malo”. Yo no sé lo que hicieron para estar ahí. Sentí su hambre intelectual y desesperación por leer, escribir y crear. Una hambre que nunca he visto en todos los alumnos que he tenido en la universidad y en diversos talleres literarios.
Empatía. En este país de desaparecidos, es bien sabido que muchos crímenes no son resueltos. Los más afectados somos los ciudadanos. Para más de alguno es difícil empatizar con alguien que ha sido victimario. Entonces, ¿para qué invertir en ellos? Cuando ya nos cuesta darles alimento, alojamiento y vestido. Otros dirían ojo por ojo, diente por diente, todo el castigo, el dolor y el sufrimiento de las víctimas. Como escritor no me toca juzgarlos, no soy nadie para hacerlo. Lo que me interesa es charlar y enseñar literatura a quien esté interesado por aprender, porque yo también aprendo. Todo es temporal, todo pasa. Estas personas saldrán libres en mucho o poco tiempo y volverán a la sociedad. Qué mejor que hayan ocupado sus mentes en crear poemas, cuentos, novelas. Si algún día me los encuentro en la calle, preferiría verlos como cualquier ciudadano sobreviviendo en este país de manera honesta, en vez de sufrir por una readaptación fallida.
*** Rafael Volta es ingeniero en electrónica, autoe del poemario "Principia Mathe-Machina" y del cuadernillo de dramaturgia "The Q Horses".