Desde tiempos remotos, el llanto ha sido una expresión del duelo. Las plañideras, también llamadas lloronas o vocetrices, fueron mujeres contratadas para llorar en los funerales, un oficio que mezclaba arte, religión y sociedad. Según la doctora Ana Valtierra, historiadora del arte por la Universidad Autónoma de Madrid, la palabra proviene del latín plangere, que significa “llorar” o “lamentarse con golpes”.
Estas mujeres no solo encarnaban el dolor ajeno, sino que también actuaban como psicopompas, seres que con sus lágrimas ayudaban al alma del difunto a cruzar al más allá. Su presencia, registrada en esculturas, pinturas y textos desde el antiguo Egipto hasta la Roma imperial, revela la importancia social del duelo visible. Cuantas más lágrimas se derramaban, mayor era el prestigio del fallecido.
Las primeras representaciones conocidas de plañideras aparecen en Egipto, con figuras que simbolizan a Isis llorando por Osiris, su esposo desmembrado por Seth. Más tarde, en la Grecia arcaica, los vasos del Maestro del Dípilon muestran mujeres arrancándose el cabello junto al lecho del difunto. En Roma, estas profesionales eran llamadas praeficae y dirigían el lamento colectivo en los cortejos fúnebres.
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Durante la Edad Media, el oficio se mantuvo con fuerza en los reinos cristianos. Ejemplos como el sepulcro de Doña Blanca I de Navarra o las representaciones halladas en Burgos muestran grupos femeninos expresando un dolor teatralizado, a veces acompañado de autolesiones o rostros cubiertos de barro. Aunque las autoridades intentaron prohibir estos rituales por considerarlos irreverentes, su arraigo cultural fue profundo.
En la época virreinal, las plañideras llegaron a América junto con las costumbres funerarias españolas. En México y Centroamérica, su presencia fue común entre comunidades donde los muertos no tenían familia cercana. Contratar a una plañidera garantizaba que el alma no quedara desamparada en su tránsito.
En Querétaro, esta antigua práctica se ha transformado en una expresión cultural única. El Concurso Nacional de Plañideras, que forma parte del 19º Festival de Día de Muertos de San Juan del Río, se está celebrando del 27 de octubre al 2 de noviembre de 2025, con su evento principal el 1 de noviembre en la Plaza Independencia.
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Este concurso convoca a mujeres mayores de 18 años de todo México para representar, en dos etapas, el dolor ritual de una plañidera frente a un ataúd. El jurado evalúa el llanto, la creatividad, el vestuario, la actuación y la veracidad, otorgando premios a las mejores interpretaciones.
Desde su creación en 2005, el certamen ha buscado rescatar una práctica ancestral adaptándola al contexto artístico actual. Lo que antes era una manifestación de duelo genuino, hoy combina dramatismo, humor y crítica social, sin perder su raíz simbólica.
El Festival de Día de Muertos de San Juan del Río también incluye la Marcha de los Muertos, concursos de calaveras literarias, pan de muerto, máscaras, disfraces para mascotas y ofrendas monumentales. Su carácter festivo y su valor cultural lo han convertido en uno de los eventos más singulares del país, donde el arte del llanto se transforma en una celebración de la vida, la memoria y la identidad mexicana.