Primera parte

La pregunta es sencilla, pero cuando la he cuestionado no hay una respuesta inmediata; primero me contestan que es más fácil dar y en un segundo me dicen que recibir. Ambas acciones tienen que ver con ejercer muchos valores que, en teoría, podrían parecer intrínsecos en el ser humano, aunque no siempre es así. Por lo que la respuesta depende de la historia y experiencia de vida de cada persona.

La acción de dar nace de la empatía, de la solidaridad, del altruismo, de la incondicionalidad, de la justicia y de la compasión, por mencionar algunos valores; pero, sobre todo, es propia de los individuos que poseen una gran actitud de servicio. Existen personas que son dadoras por naturaleza, seguramente las has observado haciendo algo ordinario o extraordinario por los demás. Claro que todos podemos dar algo que tenemos en algún momento, queriendo hacer “la buena obra del día”; sin embargo, este detalle en realidad no nos convierte en una persona dadora, sino en un auxiliador ocasional y sin querer demeritar estas acciones, creo que en un momento sí pueden impactar de forma importante la vida de quien se beneficia con esta acción.

Lo digo así, como “algo ordinario”, porque una persona que da, lo hace todo el tiempo, es decir, no le causa ningún esfuerzo y lo hace casi en automático. Seguramente puedes pensar: ¿Qué es lo que una persona dadora da, que la convierte en alguien especial ante los que no son tan dadores? Una persona que da, en sus acciones y actitudes, no espera nada a cambio, no espera retribución o que le devuelvan el favor, tampoco da “lo que le sobra” y mucho menos espera agradecimiento, aunque este se da casi automáticamente, y digo casi, porque muchas veces las personas que dan ni siquiera esperan el reconocimiento de los demás, ya que lo pueden hacer de manera anónima.

¿Qué dan las personas dadoras? En la mayoría de las veces, lo que se da no tiene que ver con el dinero. Puedes pensar que sólo las personas ricas dan, porque les sobra, pero no hay nada mas alejado de ello. Las personas que dan regalan su tiempo y su energía, por lo general, no enfocados en cosas materiales; esto se traduce a acciones como: ser atentas, escuchan, participan voluntariamente en grupos de apoyo, tienen actitudes positivas a su alrededor —como sonreír y/o saludar a las personas que encuentran en su camino las conozcan o no—, se ofrecen para hacer un servicio a otros, tienen detalles para alguien, sólo por el placer de hacerlo. Por ejemplo, lo que tu harías en beneficio de tus hijos, de tu pareja o de tu mejor amigo, sólo porque sabes que sería importante para ellos o por demostrarle tu amor a esa persona, pero sin conocerla, ¿lo crees posible?

Las personas dadoras también se esmeran en sus labores diarias, ponen dedicación en hacer bien su trabajo —sea remunerado o no—, mantener un ambiente armonioso y tienen gran cuidado de sí mismas. Esto se contrapone con actitudes que seguramente has visto en otras personas, por ejemplo, hay quien da su plato de comida a los demás y está dispuesto a quedarse sin comer, salvo que ésta sea una acción en circunstancias de extrema necesidad y pobreza, yo calificaría “quitarse el bocado” para darlo a otros como un sacrificio. Las personas que dan no consideran que se sacrifican, lo hacen porque esto les proporciona una satisfacción personal auténtica alejada del ego. Lo que les da la fuerza para ver por sí mismas primero y a la vez estar para los demás, siendo coherentes. Algo que hace especiales a las personas dadoras es que reciben y practican en todo momento la gratitud.

Las personas tomadoras… Por otro lado, están las personas que sólo reciben, las llamaré “tomadoras” (para para efecto de este artículo), porque literalmente toman de los demás, no significa que estén haciendo algo mal. Lo menciono porque, en los contextos que vivimos, pensamos que son mejores personas las que dan que las que reciben, ya que el sacrificio es socialmente bien aceptado. Pero no siempre es así porque no podrían existir personas dadoras, si no hubiera quieres recibieran, tiene cierta lógica, ¿no?

Regularmente se califica a las personas tomadoras como egoístas, y puede ser cierto, pero ellas no seguirían recibiendo si no hubiera quien les siguiera dando. Las personas tomadoras pueden ser exigentes, abusadoras, aprovechadas, atenidas, víctimas y poco responsables, por mencionar algunos de sus rasgos. Es agotador convivir con ellas, porque pueden ser absorbentes y literalmente “roban” lo que pueden consciente o inconscientemente de las otras personas. Estoy de acuerdo en que está bien creer que somos merecedores de todo, porque sí lo somos, siempre y cuando nos lo procuremos nosotros mismos, no a costa del esfuerzo de otros.

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