Todo un éxito ha resultado el inicio de La Catrina en vivo 2019 de Erik de Luna, pero el actor hará una pausa para estar en Xcaret el 30 y 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre, en el Festival de Tradiciones de Vida y Muerte. Además, en un hotel de la misma zona, el 29 de octubre, 2 y 3 de noviembre, presentará un nuevo vestuario “que nadie ha visto”, es la Catrina que vino del mar.

A Cómicos de la Legua regresará a dar función el 7 de noviembre, para reanudar el show que preparó durante todo el año, es un homenaje a Diego Rivera y su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. Con este espectáculo Erik celebra el XX aniversario de La Catrina en vivo, pero también dice que es un cierre de ciclo para su carrera.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, el actor y diseñador de moda nos habla de su famoso personaje, revela que no le tiene miedo a la muerte y siempre ha tenido, sin saber por qué, la idea de que nunca va a morir.

Con este montaje de la Catrina 2019 dices que cierras un ciclo, ¿qué vas a dejar atrás y cuál es el futuro?

Un cierre de ciclo es ya no hacer producciones con tantos actores, porque la verdad me he metido en camisa de 11 varas con las escenografías, los vestuarios y en mi casa ya no cabe nada, ni yo. Y así ya no puedo vivir, porque también en la parte creativa te bloquea mucho no tener espacio, no tener cómo moverte, aunque sé dónde está cada cosa, pero mi casa parece una bodega de teatro, entonces ese ciclo de tanta producción lo cierro con esto, le digo adiós, y es que también he pensado, ¿qué voy a hacer con tantos vestuarios? Se quedan ahí. Y voy a empezar de cero, como si nunca hubiera hecho la Catrina y me dijeran: tienes que hacer una Catrina. Pero también me quiero enfocar en las Catrinas que representan otros estados, ver los trajes regionales o indagar más sobre la muerte en cada zona, por ejemplo, tengo una que debería estar lista desde hace dos años, porque ya tengo mi terno yucateco, pero debo investigar cómo es la muerte en el sur de la República, en toda la zona de Campeche, Yucatán, Quintana Roo, conocer cómo se celebra la muerte ahí, mientras no lo haga, no tengo el bagaje para poder expresarme como yo quiero.

¿Entonces tu proyecto es representar a la Catrina de los diferentes estados de México?

Sí, y quiero tener toda la investigación, conocer cómo es en cada estado la celebración de la muerte y estar ahí, saber qué se come, cómo se come, ahorita estoy fascinado con lo de Xantolo, para mí es muy diferente, hasta conoces las artesanías, las formas del altar, porque en cada lugar montan su ofrenda de forma diferente, y quiero hacer una Catrina que represente a toda la República.

Ya tienes a varias Catrinas representativas, de Querétaro tienes a la Catrina Pastora.

Tengo tres, la Catrina Pastora de Querétaro, la Catrina Monarca que es de Michoacán, y la Catrina de la Huasteca Potosina, que es también un poco diferente a la ciudad de San Luis Potosí, tienen diferencias, porque hay una gran diferencia en la ciudad y las comunidades o los lugares alejados de la ciudad.

En una de tus primeras entrevistas para EL UNIVERSAL Querétaro, comentaste que la Catrina era un personaje que podrías interpretar por muchos años, hacías el comparativo con el personaje de mimo de Marcel Marceau

Sí, sí, hasta que esté viejito. Ahorita lo veo mucho más claro porque el panorama cada vez se hace más grande con respecto a lo que se puede hacer y sobre todo a lo que uno no conoce, por ejemplo, como soy diseñador de modas y diseñador gráfico me enfoco mucho en la forma, pero más en el fondo, ahorita quiero capacitar mi conocimiento general, me gustaría hacer algo más profundo, pero necesito tiempo, para la Catrina Conchera me llevé años, años, primero observando las danzas, tomando fotos, me metí hasta de campanero y para que me dejaran en la mesa de don Margarito Aguilar participar con ellos en una festividad, sí fueron varios años, y si hiciera eso con cada región, necesitaría una beca vitalicia —quiero aclarar que nunca he tenido una beca— para seguir investigando la muerte en todos sus aspectos, es un tema que da para mucho, aunque en lo superficial siempre se haga lo mismo, pero siempre es diferente.

Lejos del escenario, quizá en tus sueños, ¿te has encontrado a la muerte, te han dicho algo tus Catrinas?

No, pero sí sueño que se muere la gente, amigos, familiares, gente que ni conozco, nunca he soñado una Catrina espectacular que yo no haya visto y llegue a mis sueños, aún no llega ese día. A la mejor después.

¿Le tienes miedo a la muerte?

No. Le temo a la vejez, le tengo miedo a estar grande —bueno, ya estoy grande, pero más grande—, como esas personas que ya no se pueden mover, le temo a ese momento en que ya no te valgas por ti mismo, pero la muerte creo que es algo que tenemos que asumir y tan asumida la tengo que ya poseo mi plan de pagos funerarios y ya todos saben dónde será mi funeral, pero también tengo esa parte que tenemos todos los seres humanos, que aunque sabes y lo tengas presente, yo en mi mente digo: Nunca me voy a morir y no sé por qué tengo ese pensamiento, pero desde hace mucho, y ya cuando me muera dirán: ahí está, sí se murió. Pero mientras no, pienso que nunca, nunca, me voy a morir, todos se van a morir, menos yo. Ese es mi pensamiento, pero no sé por qué pienso eso.

¿Tienes alguna idea de qué le dirás a la Catrina el día en que la encuentres?

Sí. (Risas) Eso sí lo he pensado. Le diría: yo te había imaginado diferente. Porque creo que la muerte es algo que nadie nos esperamos y creamos cosas, celebraciones, rituales, cánticos, historias, pero en realidad, que tal si no existe nada, a veces me pregunto eso, ¿hacemos las cosas y tenemos alguna conciencia de lo que estamos haciendo o tenemos una espiritualidad? Muchos dicen no hagas eso, porque qué tal si diosito desde el cielo te está viendo, y no sabemos, como decía el mural de Diego Rivera: Dios no existe. Y la muerte tampoco. No lo sé.

En estos 20 años la Catrina te ha dado muchas satisfacciones, ¿pero cuál sería el momento más gratificante?

Son muchos, pero creo que de todo, en estos 20 años juntos, lo más significativo es cómo me ve la gente. Yo siempre me veo cuando salgo a escena, pero entendí cómo me ve la gente, cuando en una conferencia de prensa en Ciudad de México, para el estado de Michoacán que fui con la Catrina Monarca, llegué algo tarde pero como tengo todo listo, en media hora tenía una cara de calavera perfecta, traía el vestido y las alas, cuando me puse el sombrero, fue como si llegara la luz de la flor de la Virgen de Guadalupe, con el aire y todo. Y me vi como una Catrina bien chingona. En ese momento entendí cómo me ve la gente.

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