Ubicada en el corazón de Querétaro, Nevería Galy es mucho más que una heladería: es un emblema de tradición familiar, sabor artesanal y creatividad gastronómica. Fundada en 1970, por Don Vicente Rangel Olvera, esta nevería ha sido testigo de generaciones enteras que han pasado por su pequeño pero entrañable local.
Desde sus inicios, como un negocio ambulante en 1969, hasta convertirse en una parada obligada para habitantes y turistas, su historia está tejida con esfuerzo, ingenio y sabor.
Lo que distingue a Nevería Galy no es sólo su longevidad, sino su propuesta gastronómica única. Aquí se crearon combinaciones que se han convertido en leyendas locales, como:
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Estas mezclas surgieron por la necesidad de innovar en un mercado saturado de opciones convencionales. Cada receta es una creación original que combina tradición con un toque atrevido, ideal para los paladares que buscan nuevas experiencias sin sacrificar calidad.
Lejos de los procesos industriales, en Nevería Galy el helado se sigue preparando de forma completamente artesanal. Se utiliza leche entera, frutas de temporada procesadas a mano y métodos tradicionales que requieren esfuerzo y dedicación.
El mantecado, por ejemplo, lleva huevo, leche, azúcar y canela; mientras que la nieve de limón, uno de los productos más populares del establecimiento, se hace con jugo y cáscara, resaltando así un sabor natural y potente.
Esta obsesión por la calidad ha sido parte de su esencia desde el primer día. Aquí no se escatima en fruta, ni en ingredientes. Cada cucharada tiene sabor real, textura casera y carácter propio.
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Hoy, la tercera generación de la familia Rangel está al frente del negocio. Hijos y nietos del fundador continúan esta labor con orgullo, enfrentando el reto de mantenerse fieles a la tradición en un mundo que cambia rápidamente. Aunque han adoptado algunas herramientas digitales y redes sociales para conectar con nuevas audiencias, lo que no ha cambiado y, probablemente, no cambiará es la manera artesanal de preparar cada nieve.
Visitar Nevería Galy es también disfrutar de su estética “retro”. El local conserva detalles del pasado, incluyendo objetos antiguos y memorabilia que evocan otras épocas. La música clásica de los años 80, el ambiente relajado y la posibilidad de sentarse en la plazuela cercana a observar el vaivén del centro histórico de Querétaro hacen de este lugar una experiencia completa.
Quienes conocen Galy coinciden en que es un lugar imperdible, ya sea por la nieve de limón con coca, el mantecado con vino o simplemente por su historia, muchos consideran que no se puede visitar Querétaro sin pasar por aquí. Aunque algunos comentan sobre áreas de mejora en el servicio por parte del personal más joven, el consenso es claro: el sabor y la calidad siguen siendo inigualables.
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