Conectando con su niñez, una niñez mágica y luminosa, pero también de sombras, es como Daniela Pérez escribe de las infancias. Caparazón de arena, la historia de una niña de cinco años que vive en la cárcel, junto a su madre, es la novela que Daniela publicó con Letra Capital, sello editorial del municipio de Querétaro.

La idea de Caparazón de arena nació en un experimento de video teatro, en medio de la pandemia; ahora, ya con el libro en mano, sus primeros lectores la describen como una hermosa pieza literaria.

El poder de la imaginación es lo que hace que la pequeña Paola sobreviva a aquel encierro. Los cuidados de su madre crean un lugar seguro, aunque no deja de ser la prisión. La misma niña sabe dónde está y la idea de libertad es un acariciado anhelo, tanto como acariciar las olas del mar, un mar que nunca ha visto, porque desde que nació está ahí, en la cárcel.

Con ojos curiosos, Paola observa su entorno y conoce a la perfección al resto de las mujeres que viven ahí, cada una con rasgos particulares. Pero a ninguna puede preguntarle por qué están en prisión, ni siquiera a su madre; sabe que cada una hizo “algo”, por eso se encuentran encerradas.

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“No es importante saber por qué la mamá está ahí, lo importante es la mirada de Paola y ella dice: Ya entendí que estoy en una cárcel, ya entendí que todas las mujeres, incluso mi mamá, están aquí porque algo hicieron allá afuera. ¿Qué habrá hecho mi mamá? Creo que nunca lo sabré. Porque cuando a mamá le pregunto cosas, ella dice: ‘De eso no se habla, Paola’”, explica la misma autora.

Lo que Daniela buscaba plasmar en el personaje de Paola es a una niña emocionalmente inteligente, consciente de lo que ocurre a su alrededor.

“Es una niña que comprende el mundo, porque los niños son muy sabios”, detalla Daniela.

Un gatito sin un ojo, muy tiernamente ilustrado en la portada del libro, es el acompañante de la pequeña en la prisión.

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A Paola le gustan los libros de ciencias naturales, ahí descubre que las tortugas que salen de su cascarón caminan por la arena para llegar al mar y ser finalmente libres. Por eso el mar se vuelve para la niña un símbolo de libertad.

“Ella misma quiere ser una tortuguita para salir al mar y ser libre”, expresa la escritora.

En el personaje de la madre, Daniela quería una figura que representara cuidado, seguridad y amor. Para la autora es importante que Paola viva, pese a las condiciones, en un lugar seguro.

“Ahora que vivimos momentos violentos, las infancias están vulnerables y los adultos deben ser ese refugio”.

Nunca ha visitado la cárcel, ni conoce a ninguna persona que haya vivido en prisión. Para escribir Caparazón de arena, Daniela investigó sobre los centros penitenciarios en donde a las mujeres les permiten tener a sus hijos.

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Las principales guías de la novela son la imaginación, sensibilidad y empatía de la misma autora.

Daniela Pérez es actriz y dramaturga, además de docente de niñas y niños, por eso su interés de escribir para y de las infancias.

Al estudiar la maestría en antropología, trabajó con chicos y chicas en situación de calle, “esa experiencia me sensibilizó para relacionarme con el mundo exterior de otra manera”, comparte la escritora.

Además, Daniela también es autora de N’kangaa, obra que, con el sello Helvética, fusiona la poética de las raíces indígenas con una narrativa contemporánea. Y actualmente desarrolla una investigación sobre migración para su doctorado.

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