Liliana Blum y Karina Pacheco coinciden que ser escritora en América Latina es una tarea complicada, pues está en el inconsciente de hombres y mujeres que los varones escriben mejor. “No es fácil, porque estamos atravesados por la idea de que los hombres escriben mejor. Hombres y mujeres lo tenemos metido en el inconsciente, que la cosa intelectual la hacen mejor los hombres. Ese es el tema, tenemos que insistir en que no es que sólo es una cuestión de cuotas o igualdades. Hay que deconstruir ese imaginario, en el cual todo lo que sea ciencia, artes, literatura que es mejor (en los hombres)”, dice la peruana Karina Pacheco.

Comenta que se han hecho experimentos con un mismo libro firmado por un hombre y una mujer, y este último proyecto es menos valorado. Sí la sociedad no es consciente de que esa práctica está normalizada “y lo tenemos atravesado”, continuamente se pensará que la literatura que hacen las mujeres es “novelita sentimental”. Las escritoras cargan con una serie de estigmas con los que tienen que lidiar constantemente.

Aconseja a los jóvenes que quieran incursionar en las letras a que lean mucho. “Mujeres u hombres jóvenes que quieren escribir tienen que leer mucho, porque se piensa que escribir es sólo el acto de contar una historia y tiene que ser como la narras, y para narrarla bien la mejor escuela es la lectura. Leer de todo… para encontrar nuestra propia voz”.

Por su parte, la mexicana Liliana Blum explica que las escritoras en Latinoamérica tienen que luchar contra varias cosas. “Para llegar a donde llega un hombre hay que trabajar el doble quizá, porque finalmente somos menos. Proporcionalmente hay menos mujeres escribiendo, por lo tanto estamos menos representadas y luego siempre están los malos pensamientos de: esta chica llegó allá porque quién sabe que haya tenido qué hacer”.

De la misma forma, indica, se debe de lidiar con los prejuicios de los lectores hombres, principalmente, que cuando ven un libro escrito por una mujer consideran que esos son “temas de viejas”, no quieren leer ciertos temas porque tienen prejuicios iniciales, aunque lo bueno es que la mayoría de las compradoras de libros en México son mujeres, lo que significa que leen más, pero al mismo tiempo publican menos.

Sin embargo, apunta que esa tendencia, poco a poco, se va revirtiendo y ganan más igualdad, pero de inicio comienzan con mucha desventaja. “Hay una visión positiva al futuro, eso está cambiando, muy lentamente, pero cada vez somos más y cada vez hay mejores escritoras”, abunda.

Dice que también deben lidiar con el acoso en el mundo literario. “Por supuesto, todos sabemos de casos, porque sí, los hay, de editores que piden algo más. Por fortuna hay cada vez más editoras también, pero es más de escritores sobre escritoras. Ahora con todo esto del #metoo salieron muchos nombres y que uno dice: lo conozco, me ha pasado o yo le he visto. Es un fenómeno real, pero es bueno que se hable de eso”.

Blum aconseja a las mujeres que quieran escribir que no se sientan menos y que se lancen a conseguir sus objetivos. “Hay que ser pacientes, hay que tener la piel dura, porque es una carrera cruel. De repente puede salir alguien que te diga que lo que escribes vale madre… siempre hay gente que quiere que no avances”.

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