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“En este mundo es bien necesario que las mujeres prietas reclamemos los espacios del arte que tenemos derecho a habitar (dignamente)”, dice la artista Alix Yolitzin a propósito de la inauguración de Soy Prieta. El cuerpo femenino: raíz, territorio, memoria y resistencia, en el Museo Regional de la Cultura Hñähñu del Valle del Mezquital, Hidalgo, que se realizó en el marco del Día Internacional de la Mujer.
Soy prieta es una exposición que Alix ya presentó en Querétaro. Para su creación, la artista retomó la historia de mujeres originarias de la zona del Valle del Mezquital, quienes han vivido el señalamiento por ser mujer, por el color de su piel, por su cuerpo, por su descendencia.
El título de la exposición comienza con la afirmación: Soy prieta; en México se refiere a una persona de piel morena, pero es un término acarrea insulto. Los orígenes de esta problemática son el indigenismo, la colonización, el mestizaje.
A través del arte, Alix Yolitzin propone una búsqueda por la resignificación de la palabra prieta, una reapropiación del insulto, reclamar el derecho de autonombrarse, existir, construirse y observarse con dignidad. “Soy prieta es de muchas maneras una reconciliación con mi prietud”, dice la artista.
El lenguaje plástico de las piezas plantea signos importantes como la representación del relieve natural (las montañas, la vegetación endémica, y la tierra) y el cuerpo (la piel, los pliegues, los gestos y las facciones identitarias).
El racismo en México, explica Alix, existe como una forma de negar la diferencia física, cultural, ideológica y geográfica, es una forma de oprimir, de avergonzar y avergonzarse de una forma de verse, de hablar, de vivir, de ser.