Tolimán, un pequeño municipio del semidesierto queretano, es un lugar donde las tradiciones han perdurado a lo largo del tiempo, preservando no sólo su rica cultura, sino también su cocina ancestral. En este rincón de Querétaro, uno de los platillos más emblemáticos y representativos es el garbanzo en amarillo, un guiso lleno de historia y sabor, especialmente preparado durante las festividades de San Miguel Arcángel en septiembre.
Tolimán no sólo destaca por su belleza natural, sino también por ser un guardián de la cocina tradicional otomí. Las cocineras de la región, guardianas de recetas ancestrales, mantienen vivas las costumbres culinarias, transmitiendo sus secretos de generación en generación.
En este contexto, el garbanzo en amarillo es un ejemplo perfecto de cómo la comida puede ser un vehículo para preservar la memoria cultural.
Este platillo sencillo, pero sabroso, tiene en su base un ingrediente humilde, pero lleno de carácter: el garbanzo. Sin embargo, lo que realmente le da el toque único es la inclusión del azafrán silvestre, una especia local que le aporta tanto un color amarillo vibrante como también un sabor profundo y aromático.
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El proceso de preparación del garbanzo en amarillo comienza con el remojo del garbanzo desde la víspera. Éste se cuece lentamente hasta alcanzar la textura perfecta.
A continuación, los ingredientes frescos como jitomate, chile serrano, cebolla, ajo y las especias esenciales, como comino, clavo y pimienta, se sofríen en manteca de cerdo, lo que les da un sabor característico que refleja la riqueza de la cocina tradicional.
Sin embargo, lo más especial de este platillo es la incorporación del azafrán silvestre, una planta nativa de la región que se recolecta a mano durante la temporada. Este azafrán, una especie de semilla que se muele tradicionalmente en molcajete, tiñe el caldo de un intenso color amarillo y aporta un sabor único. El resultado es un guiso espeso, fragante y lleno de historia.
El garbanzo en amarillo no es sólo un platillo, es una ventana al pasado. Cada bocado está impregnado de los recuerdos de quienes lo preparan y lo disfrutan. Como parte de las festividades de San Miguel Arcángel, este platillo se sirve en honor a las tradiciones otomíes, un tributo tanto al santo como a los ancestros que dejaron estas costumbres culinarias como herencia.
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A pesar de ser un platillo que antaño sólo era preparado por las abuelas en las familias, hoy en día es un verdadero tesoro gastronómico, rescatado por las cocineras tradicionales de la región. Su sabor es único: ligeramente picante gracias al chile serrano, con el dulzor sutil del jitomate y un toque profundo que solo el azafrán silvestre puede proporcionar.
La gastronomía de Tolimán, como el garbanzo en amarillo, es mucho más que una simple comida; es una forma de mantener viva la memoria histórica y cultural del pueblo otomí. Este platillo se ha rescatado gracias al esfuerzo de las cocineras tradicionales que, con cada receta, alimentan cuerpos y también espíritus.
En una época en que las tradiciones corren el riesgo de perderse, platos como este nos recuerdan la importancia de preservar lo que nos conecta con nuestro pasado.
Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar Tolimán, Querétaro, no puedes perderte la experiencia de degustar un garbanzo en amarillo preparado de forma tradicional. Este guiso es sólo una muestra de la riqueza culinaria de la región, que se completa con otros platillos como el mole estilo Tolimán, las tortillas de colores y la abundante variedad de platillos a base de nopales, quelites y flores comestibles.
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Visitar Tolimán representa un viaje a través de su impresionante paisaje semidesértico una inmersión en sus tradiciones vivas y su cocina ancestral. Entre los sabores y aromas que se desprenden de su gastronomía, el garbanzo en amarillo se erige como una joya que, más allá de ser un platillo, es un pedazo de historia que se sirve en cada plato.