Este 15 de noviembre se anunció el fallecimiento de Restituto Rodríguez, el reconocido pintor surrealista de San Juan del Río, Querétaro. Además de dedicarse a la pintura, Restituto era un aficionado a las novelas policiacas y poeta en secreto. Estudió contabilidad y por su cara de buen juez, duró 12 años casando gente, como oficial del Registro Civil.

Foto: Especial
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El presidente municipal de San Juan del Río, Roberto Cabrera, anunció el descenso del “maestro Restituto Rodríguez Camacho, ilustre y destacado artista sanjuanense. Un hombre talentoso, dedicado y de enorme calidad humana, cuyo legado artístico permanecerá en la memoria de nuestra tierra”.

Restituto Rodríguez nació en San Juan del Río (SJR) el 5 de julio de 1931. Desde niño le gustaba dibujar y aprendió a pintar así: “Nada más de ojo”.

Estudió contabilidad, aunque no le gustaba. “Siempre trabajé para no vivir del arte, porque si vive uno del arte tiene que pintar cosas que no le gustan a uno y ni las hace uno bien y ni le quedan bien, yo siempre he pintado lo que he querido”, confesó en una entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro.

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De niño retrataba a sus compañeritos de la escuela, y así descubrió que tenía el don de sacar el parecido de las personas.

“Pintaba nada más de ojo, no sabía pintar, era autodidacta, claro que uno tiene ojo y ve, y dice, está bien o está mal, y lo corrige, pero saber hacer las cosas con un método, pues no. Tuve que comprar libros de perspectiva, de composición, teoría del color, todo para aprender a pintar y me puse a estudiar con mucha disciplina”.

Al principio, cuando decidió que quería ser pintor tuvo una temporada, como a los 20 y 25 años de edad, que quería escribir teatro y quería pintar.

“Pero mientras escribía teatro no pintaba y mientras pintaba no escribía, entonces llegó un momento en que dije, no, para hacer las cosas bien tienes que ser una cosa nada más. Ahí fue donde decidí ser pintor, y pensando en vender dije, tengo que pintar algo que le guste a la gente, y como me gustaba mucho Remedios Varo, dije: Voy a ser surrealista. Y empecé a hacerme surrealista, muy influido por Remedios, pero poco a poco fui marcando mi camino”.

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Cuanto se jubiló, estableció su estudio y se dedicó a pintar. “Una vez, de una galería de mucho prestigio de México, me hablaron y me dijeron, ‘su surrealismo no se vende, queremos que nos pinte platitos con una guayaba, con un pan artesanal, un dulce artesanal’. Me quedé pensando y les dije, fíjese que yo no pinto eso, así es que busque quién se los haga, no es lo mío. Seguí pintado mi surrealismo, si no se vende que no se venda, si se vende, bueno”.

Trabajó primero como contador, en Tesorería Municipal y sub tesorería del estado. "Luego como Oficial del Registro Civil, porque no había. ¿Oye, a quién ponemos?, me dijo el presidente municipal, pues ponme a mí, le dije. Si tienes cara de juez, órale. Y duré casando gente 12 años”.

Era un aficionado de leer novelas policiacas. El teatro quedó en el olvido, aunque sí escribía poemas, pero en esa entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro dijo que nunca publicaría su poesía, porque era algo personal.

“Rompí todas las obras de teatro que había escrito. No valían la pena, digo yo, me dediqué a pintar y jamás volví a escribir. Bueno, escribo poemas, porque, como dicen, de músico poeta y loco todos tenemos un poco, bueno de músico yo no tengo nada”.

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