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Ewald, el holandés que rescató la lengua otomí

El lingüista Ewald Hekking tiene 38 años dedicado a estudiar el hñäñho y aún se considera un aprendiz de esta cultura asentada en Querétaro, principalmente en Amealco y Tolimán

Foto: Rocío Benítez
24/05/2019 |06:01Rocío G. Benítez |
Rocío G. Benítez
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En el año 1981 Ewald Hekking llegó a Querétaro atraído por su cultura y aquí descubrió que existía una comunidad indígena que usaba muy poco su lengua materna; él aprendió a hablarla y escribirla, con 38 años dedicado al estudio, enseñanza y difusión del hñäñho, el lingüista holandés aún se considera aprendiz de la cultura otomí.

Su labor de investigación, rescate y revitalización de la lengua, ha culminado en obras como el Diccionario Bilingüe Otomí-Español del Estado de Querétaro, que se publicó en 2010; este 2019 finalmente presentaron el libro de relatos Cosmovisión otomí, una forma de mirar, sentir y contar el mundo, coordinado junto con Roberto Aurelio Núñez López.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, Hekking habló de la importancia de continuar el trabajo de revitalización de la lengua y extenderlo más allá de las comunidades indígenas.

¿Por qué un estudioso holandés se interesó en rescatar una lengua mexicana?

Es un poco coincidencia, yo llegué a Querétaro atraído por su cultura, pero desde joven siempre he querido aprender las lenguas que me encontraba en el camino, para entrar en una sociedad debes aprender su lengua, y así llegué al hñäñho, había estudiado el español, algo de náhuatl y quechua, pero cuando vine a trabajar en la Universidad Autónoma de Querétaro me dijeron, empieza un proyecto de investigación lingüística, y pensaban que iba a escoger algo relacionado con el español, pero yo dije: quiero aprender el hñäñho, en ese momento no había visto casi nada de libros y no se escuchaba hablar, porque los mismos hñäñho estaban en las comunidades y no llegaban a la ciudad, después empecé a meterme más en su cultura. En Holanda tenemos una cultura bastante intercultural, esto me ha formado, tratamos de conocer o hablar las lenguas de los pueblos con que nos encontramos, es casi una tradición muy holandesa, y eso es porque Holanda es un país muy chiquito, tenemos al oriente el alemán, al oeste el inglés, al sur el francés, siempre nos han enseñado a aprender otras lenguas, para comunicarnos con ellos.

El libro de Cosmovisión otomí, se publicó en hñäñho, español, inglés y holandés, ¿cuál es la finalidad de promover este trabajo en otros idiomas?

Es importante que esta cultura y cosmovisión se divulgue no sólo en la lengua hñäñho, para los hablantes es importante porque pueden leer, tienen acceso al material como una herramienta de estudio; pero también en el español y en el inglés es necesario promoverlo para que se conozca esta visión del otomí, una riqueza enorme que tenemos aquí, y queremos que también se divulgue en todas partes del mundo; la traducción al holandés la hicimos porque yo la he trabajado 40 años; como holandés, me metí completamente en esta cultura y esta lengua, y las quería mostrar en mi propio país, en donde se habla el holandés.

¿Son ya 40 años dedicados al otomí?

Casi, empecé en el 81 con el rescate de la lengua hñäñho, son 38 años, y comencé desde cero porque no había ningún reconocimiento de la lengua, no había descripciones en Querétaro, así empezamos, primero definiendo una gramática, luego con la publicación de diccionario, ahora tenemos este libro de cuentos, Cosmovisión otomí.

¿Cómo ha sido el trabajo con la gente de las comunidades en estos 38 años?

Lo más importante es tratar de aprender la cultura, y en todas las culturas pasa lo mismo; yo llegué aquí como aprendiz de hñäñho, y todavía me siento aprendiz, porque hay tantas cosas que no conozco todavía, pero el trabajo se ha hecho junto con los hablantes nativos del hñäñho, y esta manera de trabajar ha dado sus frutos, como el diccionario, los libros de relatos, los talleres.

¿La gente joven de las mismas comunidades está interesada en aprender su lengua?

Hay mucho interés, porque en los talleres que tenemos en Amealco y Tolimán, donde principalmente se habla la lengua, y también aquí en Querétaro, lo que enseñamos es sobre todo la estructura de su lengua y juntos, tanto los hablantes como yo, como lingüista, nos metemos en la lengua y vemos cosas que son muy diferentes del español, y eso les fascina, porque son cosas que no han aprendido, desafortunadamente, en la escuela, en los primeros años de la primaria les enseñan la lengua española pero no su idioma materno, ahí hay una gran necesidad para los mismos hablantes, y los jóvenes al conocer esas cosas les parece una sorpresa. ‘¡Qué bonita es nuestra lengua!’, dicen, y lo que va relacionado con la lengua es la cultura, el reflejo de la lengua es la cultura, por eso es importante que se siga aprendiendo.

El principal problema de la desaparición de las lenguas es la discriminación, ¿cómo hacer que se sientan orgullosos de su lengua?

Ya sabemos que en el siglo pasado era casi prohibido en las escuelas hablar de la lengua materna, esto ha ocasionado muchos problemas y muchos hablantes todavía se quejan de eso. ‘Cómo nos trataron en las escuelas, nos prohibieron hablar nuestra lengua y decían que nuestra lengua no vale nada, y nuestra cultura no vale nada’, dicen, afortunadamente ya hay cambios, pero todavía existe este resentimiento de los mismos hablantes que cuentan: ‘Somos discriminados, se burlan de nosotros, no me atrevo hablar la lengua en público’, estas cosas hay que cambiarlas y creo que no sólo es un trabajo de los mismos hñäñho, todos los mestizos necesitan aprender algo de la lengua y la cultura, yo veo que se necesita dar algunas horas de clases en todas las escuelas, por ejemplo en Querétaro del hñäñho, pero en otros estados podría ser el náhuatl, dependiendo de la lengua que se hable en el lugar.